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Como una vieja loca, concluyeron. Nadie sabía
cuándo fue que actuó por última vez. A lo mejor hacía medio siglo cumplido. De
esa mujer se habían dicho cosas increíbles. Como que, en tiempos, era capaz de
volar por los aires varios segundos cada vez que había espectáculo, o que sus
pasos de baile eran los más briosos que hubiera desplegado nadie jamás, como de estela de pájaro incendiado. Luego le sobrevino
la vejez y con ella, el olvido. Todavía hoy es posible percibir en su figura maltrecha
el halo de quien retuvo en sí todo el misterio.