miércoles, 21 de abril de 2010

Vislumbre

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Aunque a ti te parezca torcido, en realidad se mantiene más recto de lo que aparenta, me dijo. Compruébalo tú misma si no me crees; métete debajo.
Mi amigo se pasaba tardes enteras ahí, agazapado. Quise saber por qué diantres se comportaba de ese modo, merodeando como un poseso alrededor de aquel árbol. Ven conmigo y lo entenderás, me dijo. Pero tienes que hacer lo que yo. Le hice caso.
Confundidos bajo su fronda perdida, alcancé a vislumbrar el motivo por el que, desde aquel punto, nada era pasajero.
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12 comentarios:

  1. Y es cierto...nada es pasajero si queda en la memoria y si se hace palabra.Un beso Gemma

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  2. buen texto, na es pasajero no, y menos lo malo..

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  3. Muchas gracias, Manuela.
    Saludos cordiales y bienvenida

    Marisa, mientras el presente se escurre a toda velocidad, el pasado va solidificándose poco a poco. ;-) Otro para ti

    Jordim, ni lo malo ni lo bueno. Las apariencias engañan siempre.
    Un saludo y bienvenido

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  4. Está bien que la "fronda perdida" y el árbol "inclinado" sean los que nos permitan "vislumbrar". De lo que no estoy segura es de si realmente nos gustaría que nada fuese pasajero (¿el peso de ese conocimiento explicaría la inclinación del árbol?), lo genuinamente humano, lo que nos define, es la acción.
    Un abrazo

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  5. Gemma, estas exploraciones que haces del espacio, indirectamente fraguas una fenomenológica de la percepción, o para decirlo menos pomposamente, un entrever. El mundo se modifica según donde miremos, el dentro o el fuera adquiere el peso especifico de la sensibilidad, con su tiempo con su espacio irrepetible.

    Bien dices que vislumbrar es el motor de la intuición que le procura solidez a los indicios. Acto plenamente literario.

    Abrazo vislumbrado.
    Sergio Astorga

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  6. Adoro la palabra "vislumbre" y gracias a tu texto vi la belleza de la palabras, Gemma.

    Besos
    L.

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  7. María, el peso de ese conocimiento es el que transformaría la inclinación del árbol en otra cosa; lo mismo que sus hojas caídas de cada año más que apuntar a lo transitorio, estarían aludiendo a lo inevitable, lo natural y necesario (por recurrente). Sin duda, el complemento de esa acción que nos define se encuentra en la propia conciencia, capaz de trascender nuestros actos hasta convertirlos -como bien apuntas- en un conocimiento valioso.
    Un fuerte abrazo

    Sergio, "con su tiempo y su espacio irrepetibles"... Me gustan mucho tus palabras porque de eso mismo se trataba: de demostrar cómo a veces el conocimiento (la experiencia o percepción de las cosas) se vuelve absoluto (y por lo mismo definitivo, concluyente incluso) desde una determinada visión o enfoque. Lo que no significa que todos los puntos de vista sean igual de válidos o valiosos. Los hay, en efecto, mucho más profundos y certeros, reveladores o portadores de verdad. Un abrazo hacia dentro

    Muchas gracias, querida Lilian. A mí tu escritura me parece toda atisbo y vislumbre constante. Indagación en estado puro. Un beso

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  8. Sí. Eres topógrafa poeta. Poetopógrafa.

    No sé si atesoras cuadernos llenos de anotaciones sobre la flora y la fauna que te rodea, o la que sales a explorar.

    Querríamos luego ver una enciclopedia publicada con tus fotos y sus mágicas descripciones, todas llenas de misterios.

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  9. Aquí el cuaderno es la propia bitácora, querida Lara. De hecho, son las propias fotos de la serie las que insisten en imponer su significado. ;-)
    Besos

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  10. Todavía más bonito, más sereno, más equilibrado... Es precioso este vislumbre, querida Gemma.
    Besitos.

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  11. Que texto tan precioso, Gemma. La sola sensación de estar bajo ese árbol torcido, sintiendo que el tiempo no pasa , al inmortalidad de ese instante. Precioso. La forma de narrarlo utilizando a dos personajes amigos me parece ágil y entrañable.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"