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Jamás me propuse desembarcar, pero el bote parecía encallado. Por mucho que les rogué y supliqué, todos ellos rechazaron, impasibles, que arribase a la orilla perdida.
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* Foto de Guillermo Méndez, procedente de su blog FugaZes. Inicio con estas Viñetas una nueva serie que buscará alimentarse de imágenes ajenas.
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No sé qué me ha impresionado más, si la imagen o el texto.
ResponderEliminarSe me ha puesto una angustia así, en la boca del estómago...
Un beso meine Zaubererin.
No pagaste al barquero.
ResponderEliminarMe gusta esta sección que empiezas. La imagen, tremenda. Tu texto, una corona sobre ella. Un beso.
ResponderEliminarFunesta es la certeza de saber que la voluntad nos es ajena.
ResponderEliminarEstas punzante Gemma.
Un abrazo en zozobra.
Sergio Astorga
La orilla puede ser allá donde muere el mar y nace la tierra, o lo contrario. Parece que aquí el desembarco tal vez nos lleve al mar ya que la tierra está más que ganada.
ResponderEliminarMe gusta tu sección, me gusta la foto, me estimulan tus textos.
Un abrazo Gemma
Caronte debió encallar la barca llevando al último de sus pasajeros y la abandonó en el cementerio cuando le fue imposible devolverla al agua.
ResponderEliminarUna foto muy bella. Navegaré en el blog de tu amigo.
Un beso.
Salud, República y Socialismo
Ay que ver lo lejos que queda esa otra orilla. Pocas veces tan pocas palabras producen tanta desazón.
ResponderEliminarLa foto es muy buena y evocadora y el texto ajustado a todo lo que imaginarse pueda al contemplarla. Ecos clásicos de barcas y riberas...
ResponderEliminarBuen camino este de "alimentarse" de entradas ajenas. No hay que olvidar que estamos en el "Siglo XXI" y hay que buscar nuevas formas y caminos...
Un abrazo, Javier.
Buena foto y buen texto. Por cierto ¿que dice Caronte de todo esto?
ResponderEliminarUn beso
Empiezas fuerte con esta foto magnífica y ese texto que me encalla en el miedo.
ResponderEliminarUn beso fuerte,
Izaskn
Planteas el enigma de qué sucede si no tienes la moneda. ¿No nos sucede a la mayoría, tras una vida vacía? ¿Barro eres y en barro te convertirás? Corta vida para un final piadoso.
ResponderEliminarSerie prometedora, querida Gemma, un beso.
Gemma, donde dice "entradas ajenas" debe decir "imágenes ajenas", si no quedaría un poco raro.
ResponderEliminarSiento el lapsus.
Un abrazo, Javier.
Freia, la foto es toda ella literatura. A veces, determinadas imágenes nos seducen por su significado diáfano. Un beso
ResponderEliminarMaría Jesús, no hubo modo. Ni quisieron los otros... Un abrazo
Antonio, lo celebro. Ojalá alcance a ilustrar con esta serie las distintas imágenes por venir.
Un beso
Sergio, funesta es la muerte hiriente de desconsuelo.
Un abrazo
Jesús, al mar del olvido, que es profundo y severo. No sé si me espantó más en la imagen ver el cementerio de barcas hacinadas, dentro de ese otro cementerio que le sirve de marco, o la entrada tapiada de por vida... Un abrazo y gracias
Antonio, a la luz de tu comentario se me ocurre el siguiente título-microrrelato: "La muerte de Caronte". ;-)
A lo mejor tomo prestada alguna de tus bellas foto. Besos
Araceli, la desazón la provoca, más que la propia muerte, la certeza de no poder escogerla en el momento en que se desea, sin duda. Un beso
Javier, jaja. En efecto: el préstamo se circunscribe sólo a la foto o imagen... El Siglo XXI tiene mucho -y bueno- que deparar... ;-P
Abrazos
Anabel, no dice ni mu. Pasó a mejor vida. ;-P Un fuerte abrazo
Izaskun, en realidad pretendí escribir un micro de terror. ;-)
Un beso grande
Nano, la vida se revela corta si ha sido plena, efectivamente. En realidad, sólo se quieren morir los infelices. Por lo mismo, no parece haber tenido una mala vida este navegante. Otro para ti
Muy inquietante y real. A ese sitio, justamente (y con suerte) nos lleva el navegar por la vida. Me parece una idea preciosa la de esta nueva serie. Besos, guapa.
ResponderEliminarSiempre acordándonos de la orilla perdida cuando ha pasado la oportunidad.
ResponderEliminarMe gusta mucho este complemento entre la imagen y la palabra que haces. Y si te gusta alguna mía me encantará ver tu significado al lado.
Besos
Isabel R., a ver qué tal sale. Lo cierto es que me gustan, sobre todo, las imágenes que parecen querer contarte una historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Isabel, a veces perdemos orillas porque no queda más remedio... En cuanto al ofrecimiento que me haces, cuenta con ello, no lo dudes. Un beso
Guillermo Méndez me escribe, amable, lo siguiente:
ResponderEliminar¡Hola, Gemma! Muchas gracias por tus elogiosos comentarios y por haber elegido esa fotografía para inaugurar una nueva sección en tu blog. He intentado dejar allí un comentario, pero parece que hay que tener cuenta en Google para poder hacerlo, así que elijo esta vía. Cuando entramos al recinto de ese cementerio abandonado que está junto a la iglesia de Cabo de Gata, me pareció que ahí había una imagen con fuerza, pero de una manera consciente ( debía estar centrado en cuestiones técnicas) no pensé en la relación mitológica, tan evidente, de la muerte y las barcas; supongo que es algo que debe estar relacionado con la utilización de medios mecánicos y con la urgencia inherente a la fotografía de capturar lo que durante unos instantes ocurre ante ti. Me alegra que os gusten las fotos. Saludos.
Guillermo