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Venganza
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Después de tantos años reencuentro a la que me ignoró completamente cuando muchacho y disfruto la venganza de verla vieja tan acabada tan arrugada. Ella no puede verme porque sólo el recuerdo hace visibles los fantasmas.
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Luis Britto García, Andanada, Thule, Barcelona, 2004.
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Qué reencuentro.....
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Acabada la venganza, los fantasmas del recuerdo se hacen visibles: ¿por qué me ignoraría ella tantos años? Cuando muchacho, no podía ver a la venganza, tan vieja y arrugada; sólo después disfruto de verla tan completa. Acabada la venganza, los fantasmas del recuerdo se hacen visibles: ¿por qué me ignoraría ella tantos años?...
(Y así hasta el fastidio.)
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¿Puedo sustituir el fastidio último por recuerdo? Al fin y al cabo el recuerdo suele ser un fastidio.
ResponderEliminarBesos.
Como siempre haces malabares con las palabras, y te quedan que ni clavadas.
ResponderEliminarBesos.
Salud y República
Querida Gemma, me sentí dentro de esa hélice eterna, hasta el fastidio en la vida viendo y siendo visto siempre a trozos, siempre desde fuera...
ResponderEliminarComo siempre, genial.
Un beso,
Una espiral de venganza y reencuentro. Me encanta como juegas con las palabras, con los poemas.
ResponderEliminarBesos
Ay, qué inútil es la venganza cuando al protagonista le hubiera gustado mucho más no haber tenido que vengarse;-)
ResponderEliminar"¿Por qué me ignoraría ella tantos años?"
Y así para siempre, siempre, siempre... Con su no a cuestas. Y con sus propias arrugas, invisibles para ella porque no le importa nada, ni para vengarse (lo cual es una terrible venganza;-)
Me gusta esa rueda inútilmente vengativa; para mí,habla de la impotencia.
Besos, sister.
Sustituye lo que quieras, Adanero. No quiero ni pensar lo que podría pasar si te digo que no. ;-P
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa, me atraía la idea de darle la vuelta a cierta justificación del sentimiento de venganza... Un beso y, como siempre, gracias
Izaskun, acabada la venganza vuelve el tormento que se creía superado. O eso creo. Y de ahí la hélice que gira obsesiva como la culpa. Besos
Anabel, la venganza es un no querer romper con lo que dolió en su momento. De ahí que me resulte tan enfermiza como el odio, con el que tanto comparte. Gracias y un beso
Olga, efectivamente: la venganza como conjura (supuesta) del rencor y del resentimiento obsesivo. Una práctica, ésta, que no resuelve nada, pues sólo ahonda en el dolor. Habla de la impotencia -como bien dices-. Un besazo
Gemma, no es por venganza por lo que realizo este comentario después de leer tus conclusiones, es la gana de fantasear con los fantasmas de los reencuentros.
ResponderEliminarLa indiferencia es mucho más dolorosa que el efímero éxito de la revancha dijo el espejo cuando reabrieron su caso.
Un abrazo fuerte para evitar los olvidos.
Sergio Astorga
Los reencuentros están llenos de fantasmas, en efecto. Pero, a su vez, los fantasmas están ansiosos de que sigan produciéndose dichos encuentros. (¿Qué sería de ellos -de los fantasmas-, si no?)
ResponderEliminar;-)
Un memorial de abrazos para ti