miércoles, 15 de octubre de 2014

Doscientos once

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Somos la misma respiración 
sostenida, 
entre
       cortada, de nuestra escritura.
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2 comentarios:

  1. Quizá por eso, en lugar de un árbol seco, vemos un hombre-tronco tendiéndonos sus bracitos.

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  2. ¿Verdad? A mí también me pareció muy humano.
    Besos

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"