. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
Y por si era poco el desconcierto, vino el adjetivo a sentarse en nuestras rodillas.
ResponderEliminarTus palabras, Gemma, nos sacan a bailar cuando se va la luz.
y luego vino el adverbio, el cual se encaramó tan pimpante sobre el adjetivo, jaja.
ResponderEliminarUn petó