viernes, 10 de abril de 2009

Un ejercicio de modestia

......
En realidad, hijo mío, los árboles pierden sus hojas como un ejercicio de modestia. Para recordarnos a nosotros, especie pretenciosa donde las haya, que ni siquiera somos capaces de mantener un día entero su misma desnudez.
..
Variación 2
En realidad, hijo mío, los árboles pierden sus hojas debido a su extrema sabiduría, recordándonos, ufanos, que para andar por el mundo les basta su desnudez.
..

12 comentarios:

  1. Variación 3- En realidad, hijo mío, los árboles pierden sus hojas porque han descubierto, sabiamente, que desnudos se recibe mejor el buen tiempo.

    Salud y República

    ResponderEliminar
  2. Variación 4- En realidad, hijo mío, los árboles pierden sus hojas porque obedecen el pulso de su sabia sin rechistar, no saben ocultar lo que les pasa por dentro.
    Se visten de gala sólo cuando deben.

    Besos, Mega.

    ResponderEliminar
  3. variaciôn 5- En realidad hijo mîo,
    ser ârbol y ver erguido e impasible, cômo de tus ramas, , año tras año, las hojas caen a tus pies oyendo su crujr en las huellas del olvido, es un ejercicio de modestia.

    Gracias Mega, por estas joyitas, tuyas. Un beso

    ResponderEliminar
  4. Variación 6: En realidad hijo mío, los árboles son unos pretenciosos a los que les gusta presumir de que se pueden quedar calvos y les vuelve a crecer la melena.

    (lo único invariable es la respuesta a tu variaciones)

    ResponderEliminar
  5. Rafa, eso si es que llega, que está por ver. ;-P
    Un beso

    Olga, la sabia naturaleza es pura savia, ciertamente. Abrazos

    Eva, ni que lo digas. De modestia y contención (¿o debería decir resignación?) Un beso

    Nano, jaja, y quién fuera árbol... A mí me da que no viven tan mal. Beso

    ResponderEliminar
  6. Mega, inevitable participar.
    Variación 7: En realidad la desnudez es un árbol cuyas hojas dejaron de ser sabias por soberbia.
    Un abrazo ufano.
    Sergio Astorga

    ResponderEliminar
  7. Sergio, qué bueno. Me encantó tu variación. Besos

    ResponderEliminar
  8. Siempre vengo de puntillas, pero hoy te diré que los árboles conocen el secreto último de la vida, la aceptación de la muerte y la renovación en el ciclo continuo. Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Gracias, Marisa. A mí también me parece que ellos son ejemplo de vida y de muerte. De saber vivir y morir. Me alegra que te decidieras a comentar. Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. variación 8-la desnudez que luce el árbol no le exime de su inmenso poder cuando se alía con otras fuerzas naturales recordándonos que en realidad somos casi nada.
    Beso leñoso.

    ResponderEliminar
  11. Bambú, en Moquehue, en la Patagonia argentina, tuvimos la fortuna de poder contemplar hermosísimos pinos pehuenes (en mapuche) o araucarias (en español), una especie arbórea que carga sobre sus espaldas 1000 añitos de antigüedad. Ahí es nada.
    Besazo

    ResponderEliminar
  12. Lo que más me gusta de tus micros es su luminosidad....
    Felicitaciones

    ResponderEliminar

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"