jueves, 6 de mayo de 2010

Estela de pájaro

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Como una vieja loca, concluyeron. Nadie sabía cuándo fue que actuó por última vez. A lo mejor hacía medio siglo cumplido. De esa mujer se habían dicho cosas increíbles. Como que, en tiempos, era capaz de volar por los aires varios segundos cada vez que había espectáculo, o que sus pasos de baile eran los más briosos que hubiera desplegado nadie jamás, como de estela de pájaro incendiado. Luego le sobrevino la vejez y con ella, el olvido. Todavía hoy es posible percibir en su figura maltrecha el halo de quien retuvo en sí todo el misterio.

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martes, 4 de mayo de 2010

Cementerio

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Jamás me propuse desembarcar, pero el bote parecía encallado. Por mucho que les rogué y supliqué, todos ellos rechazaron, impasibles, que arribase a la orilla perdida.
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* Foto de Guillermo Méndez, procedente de su blog FugaZes. Inicio con estas Viñetas una nueva serie que buscará alimentarse de imágenes ajenas.
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sábado, 1 de mayo de 2010

Desacuerdo

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Ella hacía tiempo que engordaba sin parar, a un ritmo siniestro. Él iba apagándose imperceptiblemente, como si no quisiera hacerse notar por tamaña nadería. La historia entre ambos concluyó un día cualquiera: disuelto el cuerpo de él bajo sucesivas capas de sábanas revueltas, empapadas en litros, en mares, en océanos y espumas de sudor.
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miércoles, 28 de abril de 2010

¿Qué sobra?

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DESPECHO
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A Violeta le sobran esos dos kilos que yo necesito para enamorarme de un cuerpo. A mí, en cambio, me sobran siempre esas dos palabras que ella necesitaría dejar de oír para empezar a quererme.
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Andrés Neuman, El que espera, Anagrama, Barcelona, 2000.
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¿Qué sobra?
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Empieza a quererme, a necesitar esas dos palabras que yo despecho: su cuerpo. Necesito un cambio en esto. Enamorarme de Violeta para siempre; dejar de oírme: "a ella le sobran dos kilos para..."
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"