domingo, 21 de julio de 2013

Ochenta y tres

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El aborrecimiento de cierta clase política para con lo público es sibilina y directamente proporcional a su afán desmedido por privatizarlo.
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4 comentarios:

  1. Eso por no hablar del aborrecimiento de una buena parte del público por la clase política (dada la magnitud de dicho aborrecimiento, no creo que nadie dudase en privatizarlos y, a un precio irrisorio, venderlos en la lonja de pescado de Arenys de Mar -si es que la hay-).

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  2. Jaja, Josep. Qué buena solución sería para algunos...
    Petons

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  3. ¿Servirían de comida a los peces? No sé, no sé...

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  4. Yo tampoco lo creo, Emilia.
    Abrazos.
    (Me ha gustado mucho tu poema "Contra Fortuna". Enhorabuena)

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"