Setenta y seis
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Lo que se escribe es nuestro. Pero no somos nosotros.
Carlos Pujol
Un día fue nuestro cuanto escribimos. Tal vez mañana también lo sea.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Mi duda es si después de haberlo escrito, o -mejor dicho- después de haber sido leído por otro sigue siendo nuestro.
ResponderEliminarUn abrazo, Gemma.
Lo que escribimos sólo existe si lo leen los otros.
ResponderEliminarSalud
Lo efímero tiene su contrapartida en el gerundio.
ResponderEliminarAbrazando.
Pedro, yo creo que pasa a ser de los otros sin dejar de ser nuestro en el mejor de los casos. Un abrazo
ResponderEliminarJuan, muy cierto. Aunque haya que merecerlo... Besos
Sergio, el gerundio es el ser mismo. Otro beso
Hola Gemma:
ResponderEliminarllego tarde, como casi siempre,
pienso que a la hora de escribir somos el texto y poco más y a la hora de leer, dicho quizá un poco borgianamente (Pierre Menard etc.)reescribimos cuanto leemos
sin embargo, en el tiempo, en el puñetero tiempo sucesivo, pienso que no hay vida más allá del borrador, lo digo porque hay algunos-as que se han creído lo contrario y hoy te niegan hasta el saludo.
dices bien cuando encabezas lo del mañana con el "tal vez" que es la madre, el padre y hasta los bisabuelos de todos los textos, dicho de otro modo, el texto que somos hoy, mañana no irá más allá del tal vez.
salut,
hugo
Gracias, Hugo por tu hilado comentario. Estoy de acuerdo contigo: el tiempo redimensiona "a su modo" el valor mismo de la literatura, de todo lo escrito.
ResponderEliminarAbrazos