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Hay muertes
que no
terminan
nunca,
que se enquistan
a cada rato,
acostumbradas
como están
a consumirnos
de a poco
y a encostrarse,
crispándonos
sueños y letras
mientras una estela
lívida proyecta
ansias
de memoria
dignas de un porvenir
mucho más dulce.
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Hay muertes que no terminan nunca, que se enquistan a cada rato, acostumbradas como están a consumirnos de a poco y a encostrarse, crispándonos sueños y letras mientras una estela lívida proyecta ansias de memoria dignas de un porvenir mucho más dulce.
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Muertes que nunca acaban, que crispan sueños y letras... muy buen texto. la vida entera crispan algunas muertes. Besos
ResponderEliminarEs la tercera vez que trato de decirte mediante comentario que... me gusta mucho el texto. La imagen que planteas es muy hermosa y fuerte. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Anabel. Tengo activados los comentarios. La imagen muestra la Alcazaba de Almería un día de finales de diciembre, de ahí que el cielo posea tanta fuerza. Yo también lo creo. Escribí primero el texto como un poema en prosa; pero me parece que me convence más así.
ResponderEliminarBesos
Hoy, con más tiempo, me paseo por tus entradas y disfruto de tus siempre bellas y certeras palabras.
ResponderEliminarGran abrazo
Otro para ti, Isabel.
ResponderEliminarGracias una vez más.