Esta madrugada ha amanecido de improviso, como si a la noche la hubieran abandonado sus invitados. Serían las 3 o las 4 cuando los pájaros han estallado en un piar desconcertante de trinos orquestales, alborotándome la duermevela. El parto del día ha dado a luz un perfecto simulacro, pero no he podido conciliar el sueño de nuevo. ¿Por qué celebrarán así, cada vez, la misma jornada? ¿O es que acaso son siempre otros los pájaros?
Celebran estar aquí cada día, el sol es la vida, la luz es la vida, no hay más. Yo estoy de acuerdo con ellos. Intento imitarles. Feliz solo por eso y todo lo que venga en las horas siguientes, regalos. Unos nos gustan y otros no, pero todos materia de aprendizaje. Pero de ese primer canto surge la fuerza para disfrutar y para luchar. (Me he puesto un poco sentimental :-)
ResponderEliminarSi algo tengo claro, Gemma, es que al visitarte -además del disfrute de la calidad literaria de tus textos- me llevo siempre una reflexión para masticar.
ResponderEliminar¿Serán siempre los mismos o serán otros?
Un abrazo,