Sesenta y cinco
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Por extraño que parezca, todavía hay quien se empeña en considerar la cantidad (de años, de premios, de centímetros, etc.) en lugar de la calidad (ídem). Así somos.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Dado mi año de nacimiento, 1958, no puedo por menos que estar completamente de acuerdo contigo. Sólo en lo referente a la codicia y la estupidez mantengo algunas dudas razonables sobre si es más importante la cantidad (de estúpidos y codiciosos me refiero) o la calidad que cada de ellos consiga en ambas "especialidades".
ResponderEliminarMás líbranos del azote de ambos males, Amén.
Pe tons nevats (et semblarà xic estrany, però just ara mateix cauen uns flocs més que considerables...)
Cuantitativamente hablando, claro. Porque si hablamos de calidad, enseguida se hace el bendito silencio.
ResponderEliminarNada que objetar, Gemma. El yugo del peso, añadiría. En fin... Abrazos.
ResponderEliminarGema, pesar y medir sigue siendo más fácil que crear y volar.
ResponderEliminarAbrazos calibrados.