Relación sumamente equilibrada
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Me parece el colmo de la casualidad que cada vez que yo llame, tú no estés; por lo mismo, debería empezar a acostumbrarme a que cada vez que tú no llames, sí esté.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Esperando, esperando...
ResponderEliminarEl universo se empeña en toda suerte de simetrías, Gema. Muy bueno. Besos
ResponderEliminarY así llegaremos a añorar lo que nunca sucedió.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien planeado...
ResponderEliminarGemma, es fina la navaja de la malquerencia.
ResponderEliminarAbrazos y saludos
Descolgar un teléfono que está sonando requiere una cierta dosis de optimismo; tal vez un punto de ingenuidad; un par de comas de inconsciencia. Como de eso es consciente hasta el propio teléfono, a menudo propicia "simetrías" en las que ya no somos necesarios. Sólo él sabe con certeza lo que no sucederá.
ResponderEliminarCuando sepa lo que quiero decir, te lo hago saber.
Un pe tó.
Me parece genial esta parodia del (ya casi) tópico de la mujer que espera una llamada. La simetría del razonamiento arroja luz sobre la estupidez de la espera.
ResponderEliminarMe encanta cómo le sacas punta a la lógica, con un humor distante.
Abrazos
Quizá sí esté y haga como que no quiere estar, esa forma de flagelarnos que tenemos a veces, el teléfono comienza a sonar y le miramos una y otra, y otra, y otra vez, pero no lo cogemos. Y por otra parte hay días, tardes, mañanas en las que nos sentamos frente al teléfono sin hcer nada y le pedimos, le suplicamos, le rogamos que por favor suene, que suene, que suene por favor...
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios, siempre tan útiles para mí. Abrazos
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