Sesenta y cuatro
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Hay un tipo humano que no soporto: aquel que persiste de buen grado en el error. Dispuesto a mostrarse implacable con la buena gente, melifluo -si la ocasión lo requiere- ante cualquier vislumbre de maldad.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Creo que esta la acierto, yo tampoco lo soporto, jejeje...
ResponderEliminarLlegar a este apacible lugar es ponernos a pensar, así me he pasado un ratito tan a gusto en la entrada anterior.
Abrazos
Yo tampoco soporto a los cobardes y pusilánimes, Gemma. Es más, creo que no se soportan ni ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por desgracia, España entera está llena de esos tiparracos. Besos Gemmita
ResponderEliminarIsabel, qué bien coincidir contigo. De veras que me alegro.
ResponderEliminarPedro, gente con dobleces, con varias caras y demás. Un abrazo
Muchos besos, Teresa.
Se agarrarían a un clavo ardiendo con tal de no pensar/admitir la caída. Quieren siempre más por el pánico que les entra al pensarse para siempre menos. Como bien dice Pedro, no se soportan y por ello se hacen del todo insoportables.
ResponderEliminarConcretando: un pe tó, Gemma.