Voladura
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...
Con suerte, al envejecer llegamos a descubrir inconscientemente que una conciencia ajena nos vela de nuevo.
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* La foto es de
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Entre la veladura y voladura, de lo que me doy cuenta es de que la vida se me va en un suspiro.
ResponderEliminarCreo que conscientemente nos convertimos en padres de nuestros padres, no es tan general, pero así es.
Pero esa conciencia ajena puede ser variada, y creo que lo será en un futuro porque la de nuestros hijos tendrá que seguir pendiente de trabajar para paga esa deuda interminable.
Interesante, Gemma, y las imágenes son geniales. Abrazos.
No lo tengo nada claro, Gemma. Ojalá que así sea, aunque nos lleve la parca aún engañados.
ResponderEliminarUn abrazo,
Y podría ser que ni antes ni ahora fuéramos conscientes de su existencia. Algo así como el desvelo del tiempo. Abrazos.
ResponderEliminarCuanto más cerca, mayor es el miedo.
ResponderEliminarY luego están las voces. Por todas partes...
No veo, salvo por el refuerzo de la foto, la muerte y una conciencia ajena superior.
ResponderEliminarBasta la piedad de alguien cercano o esa "inconsciencia" propia que "vele por" nosotros, cuando ya ni los recuerdos aceptamos.
En cualquier caso, leo Piedad.
Entre velos y vidas, el miedo de lugarteniente. Ojalá el traspaso fuera así de suave.
ResponderEliminarAbrazos
Son los otros, los que nunca están. Los que fluyen. Los que te han mirado siempre. Se desdoblan de ti. Has memoria.
ResponderEliminarAbrazos con suerte.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Me resultan siempre elocuentes y enriquecedores.
ResponderEliminarAbrazos