sábado, 6 de octubre de 2012

Veladura

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Cuando el cuerpo se resiste a deslizarse por la pendiente del sueño, ¿qué clase de conciencia lo vela?
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* La foto se titula "Underwater"  y es de Brooke Shaden.
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12 comentarios:

  1. Este microrrelato me ha producido vértigo, como todo aquello que se mantiene en una frontera, sin caer a un lado u otro, en una especie de limbo. Tremendo.

    Abrazos desde la vigilia.

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  2. Tu propia conciencia, que jamás descansa...
    Besos

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  3. A menudo suele ser la mala, que es como la buena pero sin bondad; tampoco es imposible que sea la buena, que es como la mala pero sin maldad.

    De la dicho nada se deduce ni se entiende; de tu escrito, como suele ser frecuente, me queda una precisa inquietud.

    Pe tons en duermevela....

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  4. Lo vela la conciencia que pesa, que arrastra arrepentimientos, desazones o envidias y odios.

    Me ha pasado como a Lola, he sentido los efectos físicos del vértigo.

    Un abrazo.

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  5. Inquietante... Una conciencia que vela, selectiva. Dejas abierta una infinidad de preguntas. Bravo! Abrazos

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  6. Ninguna tal vez, que es un modo alterado de la conciencia, uno-sí- abierto a todas las preguntas. A estas alturas, ya solo entonces. Ay.
    kisses, sister.

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  7. El desvelo puede recrear la vigila que es otro sueño.

    Abrazos en vela.

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  8. Lola, lo incomprensible siempre provoca vértigo (o eso creo). Un abrazo

    BB, sí, de acuerdo, pero ¿cuál de ellas? Besos

    Josep, será eso que dices, aunque me queda una duda: ¿la mala sin maldad es la buena sin bondad? No lo tengo tan claro. A lo mejor se trata de una especie de hiperconciencia... Una abraçada

    Pedro, la conciencia siempre da vértigo. Besos

    Agus, yo creo que hay una conciencia que nos vela y otra que nos adormece; tiene que ser así... Besos

    Olga, me gusta tu respuesta: a lo mejor incluso se trata de la conciencia de uno mismo, de un darse cuenta -o toma de conciencia- de que nadie más a excepción de nosotros mismos nos va a velar en adelante. Y de ahí el vértigo. (Lo cual se parece mucho a hacerse adulto). De acuerdo con ello, envejecer sería como descubrir que una conciencia ajena (¿la de los hijos? ¿algo parecido a la adquisición de una nueva fe?) vela de nuevo por nosotros. Besos, sister

    Sergio, y así hasta el infinito, como en un juego de muñecas rusas. Besos

    María, ¡eso quien la tenga! Toda la razón. Besos

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  9. Esto me reafirma en mis comentarios del siguiente.

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  10. La mala sin maldad es la que nos han regalado en nuestras lejanas comuniones; la buena sin bondad es la que le permite al verdugo dormir sus ocho horas de un tirón -también navegar plácidamente por el adorable Mediterráneo al tiburón financiero-.

    Molts més petons.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"