martes, 19 de junio de 2012
Lastres
Aquella muchacha se empeñaba en ascender por debajo de sí misma hasta sí misma, resuelta a conquistar el espacio en que moraba, como si hubiera modo humano de librarse del alma.
* La foto es de Cary Ann Wayman y se titula "Spin-off".
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
El título define por sí mismo la paradoja. Inquieta la sensación de opresión de lo más liviano.
ResponderEliminarAbrazos.
Coincido con Agus, Gemma. A mí, además, me envuelve el desasosiego que exuda este micro.
ResponderEliminarUn abrazo,
Parecería que el modo humano de librarse del alma es la muerte. No sabemos en ese momento en què parte decidiría la protagonista quedarse; el espacio que mora el cuerpo más bien sería una triste conquista, un eterno lastre, o una burla.
ResponderEliminarGracias por el relato. Saludos
Agus, lo más liviano puede llegar a ser lo más pesado, como bien dices. Lo que nos pesa es la conciencia siempre. Abrazos
ResponderEliminarPedro, quien ahonda y rebusca suele hacerlo por necesidad, y acaso también por cierta resolución salvadora. EStoy de acuerdo contigo. Un beso
Arte Pun, el verdadero lastre del cuerpo es el alma, o eso pensé tras esbozar este micro. Un abrazo
¡Qué significación la de la rueda! Y cómo la has traducido con tus palabras.
ResponderEliminarAbrazos admirados.
Gracias, Isabel. Un beso
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