domingo, 1 de abril de 2012

El tentetieso



De sombra fugitiva, el tentetieso aspira a mantenerse en pie toda la vida, sin que le tiemble el pulso o pierda en un desliz absurdo el frágil equilibrio que ostenta. Nada le importa en el fondo, ya no digamos en la forma: la belleza no lo altera. Le trae al fresco que la realidad se erosione hasta desangrarse, o que la gente naufrague en silencio, sin apenas vergüenza. A él lo mueve una única pasión: tenerse en pie por tierra mar y aire mientras los demás se quiebran formando esquirlas, o se estrellan por el gusto de levantar polvaredas. Seguir ahí por los siglos de los siglos, sin otro empeño amén que lo envanezca.

* La acuarela es de Lola Valls.

7 comentarios:

  1. Lo que ocurre es que su empeño, en el fondo, es estéril. Está condenado a permanecer en equilibrio siempre, aunque no quiera.
    A muchas personas les (¿nos?) ocurre lo mismo. Y es agotadora esa inutilidad del esfuerzo.

    Un abrazo bien grande, meine Liebste.

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  2. Este retrato me ha hecho pensar en tanta gente que conozco, Gemma.

    Destacable la ironía crítica que nos regalas envuelta en una prosa medida, ajustada y -a la vez- exquisita.

    Un abrazo,

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  3. No se puede describir mejor a este elemento que nadie consigue dejar tumbado.

    Besos

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  4. Muy bien descrito, con un equilibrio magistral. Si se dejara caer notaría que se aprende y se vive mucho más cayendo que en equilibrio. Pero cada uno tiene su papel en la vida.
    Un abrazo

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  5. Me gustan la acuarela el texto y los dos juntos.

    Creo que todos hemos sido tentetieso en algún momento, y hay quien en todo momento... Es agotador.


    Abrazo y feliz Pascua.

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  6. Freia, Pedro, Isabel, Anita y Rosana, gracias a todos por vuestros amables comentarios.
    Abrazos

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  7. Distinguiría bien entre el que es derribado y se levanta (el humano, es decir el héroe), y el tentetieso, al que solo le asiste la voluntad de estar por encima, utilizando como bola de sustentación a los humanos que pisotea.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"