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...Iba andando por la calle cuando me topé con dos piernas de modelo. Al principio pensé que se trataba de las extremidades de un maniquí, pero no tardé en darme cuenta de que una mano demasiado viva sostenía una taza de café con leche, mientras la otra se dedicaba a lanzar, en pleno arrebato, pañuelos de papel contra la calzada. Dudé: ¿Necesitaría ayuda, o más bien querría estar a solas con su enfado? Opté por dar un rodeo y ver si sacaba algo en claro. ¿Qué motivos tendría la chica para patalear y desayunar a un tiempo sembrando de llanto el piso? Para cuando quise intervenir, no quedaba ni rastro. Parecía como si sus piernas se hubieran replegado de repente. A pocos metros de distancia, un montón de pañuelos sucios y una taza sin plato delataban su firme renuncia al desamparo.
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* La foto se titula "En la calle", y es de Guillermo Méndez, autor de la bitácora FugaZes.
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Lo que nos queda es adivinar el conflicto de este cuento tan real. Se puede llorar comiendo o comer llorando, yo he visto a mi padre hacerlo. Siempre me ha perecido una firme decisión de sobrevivir como la de esta chica.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Llorar desayunando es sin duda una de las formas más terroríficas de manifestar enojo.La imagen me parece brutal, amiga, no sé si conseguiré borrarla de mi cabeza.
ResponderEliminarEs una imagen muy potente, y la última frase - tono y actitud - cambia por completo el texto, que hasta entonces se movía entre el extrañamiento y el surrealismo. Me gustó mucho.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Qué bueno! Me parece genial este relato centrado en unas piernas, una taza y unos pañuelos de papel. Y el final con esa renuncia al desamparo, de lujo.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Par de abrazos.
A saber porqué lloraba, a saber porqué sus piernas desnudas aparentaban separadas de su cuerpo...
ResponderEliminarCasualmente he llegado a tu blog y creo que me quedaré, si no te importa. Te dejo enlace del mio por si quieres curiosear, un saludo desde Tenerife.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Solía resultarme chocante que alguien coma y llore al mismo tiempo, como si con esa actitud quisiera decir "la tristeza no es para tanto"
ResponderEliminarLuego crecí.
Gran micro
Abrazos
Gemma, veo la foto, leo tu micro, pienso en tu proceso creativo, me convenzo de que antes fue la imagen y -entonces- me admiro.
ResponderEliminarUn abrazo,
La foto es genial.
ResponderEliminarY lol que cuentas pasa constantemente, pero la mayoría de nosotros hemos decidido no verlo ni aunque lo miremos.
Quedan, eso sí, como dices de un modo fantástico, los restos de los naufragios: objetos rotos y un mar de pañuelos de papel lagrimeado. Los servicios municipales se empeñan en limpiar funcionarialmente cada 24 horas. Deberían hacer la ronda cada 15 minutos, no vaya a ser que, como en este caso, tú veas y nos lo cuentes.
Gemma,también ví a la chica tirada junto al contenedor,seguramente alguien se apiadó de ella y se ofreció para levantarla o puede ser que decidiera ponerse en pie sola y seguir su camino o alguna persona que nos soporta los desamparos que se ven en los contenederos directamente se la llevó a casa antes de que pasara el camión de la basura.En fin.Estupendo micro, como siempre.Muchos besos.
ResponderEliminarA todos, he recortado un poco más la pieza.
ResponderEliminarIsabel, lo cierto es que lo ignoro. Yo también me quedé con ganas de saberlo, y de ahí -supongo- que me sentara a escribir para averiguarlo. Besos!
Araceli, la genial foto es de Guillermo Méndez, a quien desde hace un tiempo vengo sisándole algunas fotos... Tienes razón: cantar llorando pero también llorar cantando, comer discutiendo, etc., son manifestaciones extremas de algo que imagino inaplazable. Abrazos fuertes
Agus, la realidad, tú lo sabes muy bien, está cargada de imágenes absurdas y desquiciadas. Un beso
Lola, pensé: "tanto da lo que le ocurra exactamente. Lo que importa es que le pasa algo. Y eso debería bastar para escribirlo".
Un abrazo
Gloria, gracias por tu visita y enlace. Un saludo cordial
Patricia, seguramente estaría tratando de tragarse su tristeza. Muy bien visto. Abrazos
Pedro, esta vez ha sido así, pero otras veces la foto viene luego, como una continuación o confirmación del texto. Aunque la nueva versión de Blogger no te permita desde hace un tiempo publicar las etiquetas, una pista de lectura más, yo sigo poniéndoselas por si se arregla... Esta pieza pertenece al grupo VIÑETAS, y está formado por textos que parten o glosan de algún modo alguna fotografía o pintura que me haya llamado especialmente la atención. Gracias y un abrazo
Nano, y sin embargo no puedo dejar de pensar (de imaginar a partir de la foto, me refiero) que esa chica no quería seguir destrozada más tiempo. Un gran beso
Muchas gracias, María. Celebro que te haya gustado el texto. Abrazos
Bambú, ¿era la realidad tan misteriosa como resulta ahora, vista en la foto? Sea como fuere, Guillermo tuvo muy buenos reflejos... Un besazo
En algunos territorios, sisar equivale a mejorar. Gracias. Éste es uno de ellos. Sobre el terreno, pensé que el pañuelo era un contrapunto perfecto. Guillermo.
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