Al niño se le escapa el globo en un descuido y, casi de inmediato, siente un pinchazo en el costado. Cae al suelo en una pirueta impropia de su edad justo en el momento en que ha empezado a faltarle el aire. Apenas alza su cabeza al cielo, logra atisbar el vuelo trepidante de la esfera, que sigue alejándose mientras su cuerpo poco a poco se deshincha. En el instante preciso en que se le cierren los ojos, desaparecerá la Tierra.
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La belleza de una imagen impacta más que el drama que pueda haber tras ella. Seríamos dichosos si el final de nuestros días no impidiera alzar un canto emocionado, aunque para ello tuviéramos que olvidar todo cuanto hemos vivido. Tu relato es bello, se mire como se mire, y mejor cuantas veces se lea.
ResponderEliminarTrepidante sueño
ResponderEliminarCoincido con Pedro. La belleza del texto se impone a la tragedia. Me parece muy interesante la relación vital inversa que estableces entre sujeto y objeto. La imagen es muy potente, desasosegante.
ResponderEliminarAbrazos.
Tal vez la belleza sea algo parecido a la madurez del drama, su plenitud. No descarto que no se entiendan del todo mis palabras y que esto sea debido, probablemente, a que un servidor no las entiende en absoluto.
ResponderEliminarUn bello abrazo (i també un pe tó per tu i un pel Pere…)
Pienso que la inocencia del niño le da esa facultad de poder mirar como se aleja de vivir.
ResponderEliminarEs una un relato precioso.
Un abrazo
¡Guau, MegaMaga! ¡Qué plasticidad tiene su texto, querida!
ResponderEliminarSus palabras tienen tal poder de convocar imágenes que llega a doler!
Coincido con sus anteriores comentaristas en lo bello del micro.
Y yo que venía buscando un aforismo...
Un beso muy fuerte, Gemma.
Una imagen potente, Gemma. Sin embargo, yo sí la siento muy trágica, me sorprende. (Cada cual...)
ResponderEliminarPor cierto, la foto es preciosa, muy sugerente.
Abrazos
No siento que deba agregar nada a lo expresado por los compañeros. Me quedo, sí, algunas de sus palabras, belleza, potencia, desasosiego.
ResponderEliminary me quedo con la imaginación de tu micro que, como sucede con todo buen micro, me da alas para soñar un antes y un después.
A mi me pasa como a Susana, Gemma. No puedo evitar que se me imponga la tragedia.
ResponderEliminarEso sí, como suelo decir, si la literatura consiste en hacer sentir, eso es lo que has logrado conmigo.
Un abrazo,
Aparte del sentimiento y de la belleza del texto, que la tiene y mucha, a mí lo que más me da qué pensar es la voz narradora, ese ojo que sabe lo que va a pasar o a pasarnos en cada pirueta personal.
ResponderEliminarMuy bueno, Gemma.
Abrazos.
Gemma, en términos macro has descrito el Big-Bang.
ResponderEliminarEn términos micro has bordado la frustración de la perdida.
Las posesiones se van cual trepidante esfera.
Abrazo que se eleva.
Sergio Astorga
Dejando de lado el aspecto trágico del texto, que comparto; me maravilla el remolino de imágenes atropelladas que aun así siguen un orden, y en las que adivino un balanceo interno estructural entre arriba y abajo, aquí y allí, el niño vivo y el muerto.
ResponderEliminarHipnótico y equilibrado, Gemma.
Abrazo
Gabriel
Si no fuera por la narradora, que como dice Isabel nos traduce la tragedia, mi comentario habría sido:
ResponderEliminarHay que ver estos niños, que se dejan el alma en cualquier parte.
Bellísimo.
Lo que se impone es la sorpresa. Así de rápido, así, de repente. El tiempo es ese globo que ahora tenemos en la boca y ahora huye de nosotros y se desinfla enloquecido.
ResponderEliminarKisses, sister. Y enhorabuena.
Ese instante en el que se te escapa el globo, todo desaparece...
ResponderEliminarQué belleza de narración. Me gusta ver el hilo del globo como metáfora de ese otro hilo sutil que nos mantiene con vida, a este lado del tiempo. Gracias por regalarnos otra pieza admirable.
ResponderEliminarUn abrazo, Gemma.
A todos, perdonad mi tardanza en contestar, pero estos últimos días he andado escasa de tiempo.
ResponderEliminarPedro, muchas gracias. Traté de expresar eso mismo: cierta serenidad, una muerte sin aspavientos. Celebro que te hayas quedado con esa impresión. Abrazos
Gracias, Pinto. De los sueños me gusta sobre todo su carga simbólica significante. Un saludo y bienvenido
Agus, la inversión que se produce entre sujeto y objeto, niño y globo, por una parte, y nuestro Planeta y el alma esférica por otra, es una técnica que he aprendido en los relatos de muerte de Quiroga, un maestro en estas lides. Besos y gracias
Josep, pues esa plenitud la veo yo también en tu comentario. Muchas gracias y un gran beso
BB, no lo había pensado pero es cierto que la mirada infantil trasciende en muchos aspectos a la adulta. Mil gracias por el comentario.
Freia, jaja, cuando vuelvas por aquí a lo mejor te encuentras con uno, quién sabe. Es una pieza depurada de adjetivos porque, como tú misma dices, las imágenes hablan por sí solas. Un besazo
La foto es del patio que hay en la Biblioteca de Catalunya, que tiene algo de huerto y de laberinto. Eso depende -creo- de cómo percibas tú la propia muerte. Por qué no. Una abraçada
Patricia, de veras lo celebro. Me agrada mucho que lo veas así, que te parezca evocador. Un abrazo
Pedro, qué bueno que el texto os genere tantas emociones distintas. Gracias y un abrazo
Isabel, es la voz de una especie de hiperconciencia, o eso me parece a mí. En ocasiones es el propio narrador el que se abre paso antes incluso de la historia. Muy bien observado por tu parte. Besos
Sergio, será porque la frustración es el Big Bang de la pérdida, espero que no te importe que "malabaree" un poco. Me gusta mucho que hayas apreciado esa relación paralela entre el planeta Tierra (o la vida) y la esfera del alma (o el ser), entre lo macro y lo micro. Un fuerte abrazo
Gabriel, debe de ser por la Danza de las horas, y -claro- de las Esferas, o eso me parece a mí ahora. Gracias y un beso
Jaja, Nano, muy bien expresado, es tal cual dices. El gozo de los adultos consiste en buena medida en verlo y reconocerlo. Un besón
Olga, yo también lo creo. Un globo que implosiona de pronto y nos deja temblando. Un besazo
Y también las ilusiones y todos los sueños, Veronica. Un abrazo
Javier, gracias a ti por tu hermoso comentario. Abrazos