Como once veces de cada diez, suscribo sin rechistar lo que apunta Nán. Si la Navidad y sus efectos colaterales nos trajeran a menudo estas maravillas, un servidor se convertiría gustosamente en carne de pesebre.
Coincido con Lola y contigo en la fuerza de ese orgullo de ser más allá de un nombre, de una definición, de un mero corsé. Sin duda, en nuestro tiempo, un acto de rebelión.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
Precioso ese orgullo de pájaro inabarcable en dos palabras.
ResponderEliminarAbrazos de gran vuelo.
Gracias, Lola. Otro de altos vuelos para ti
ResponderEliminarGemma, la evocación lo conquista. Remember?
ResponderEliminarEmbrace of bird.
Sergio Astorga
¡Qué barbaridad! Primero la animación y luego el poeta con su voz es uno de los grandes regalos de estas fiestas.
ResponderEliminarComo once veces de cada diez, suscribo sin rechistar lo que apunta Nán. Si la Navidad y sus efectos colaterales nos trajeran a menudo estas maravillas, un servidor se convertiría gustosamente en carne de pesebre.
ResponderEliminarUn pe tó del caganer dels Pirineus.
Coincido con Lola y contigo en la fuerza de ese orgullo de ser más allá de un nombre, de una definición, de un mero corsé. Sin duda, en nuestro tiempo, un acto de rebelión.
ResponderEliminarAbrazos.
Sergio, yes, it does. Un beso
ResponderEliminarNano, la entrada surgió por sí sola. Me limité a reunir las piezas. (Y a hacer un poco el indio...) Besones
Josep, prefiero imaginarte en un pesebre menos pastoril, y hasta un punto más bucólico, si me permites la paradoja. :-)
Que tinguis un bon any!
Los espíritus no se dejan reducir fácilmente, Agus. Toda la razón. Un abrazo fuerte