jueves, 1 de diciembre de 2011

Los empecinados

...
...
Un hombre sueña todas las noches y todos los días sin interrupción durante un mes entero, como si le hubiera picado la mosca tse-tse. De modo que sólo le quedan unas pocas horas de vigilia, durante las cuales permanece con la mirada ausente, absorbido por una especie de duermevela perpetua, tal como si lo hubiesen condenado al sueño más dulce, el de la asepsia.

Al otro lado del tabique, una mujer permanece despierta día y noche sin descanso ni sosiego ni nada que se le parezca. Lleva así los mismos días que el hombre durmiente, pero nadie diría que su falta de sueño se ha cebado en su rostro, que conserva una extraña belleza, ni que vaya a morir de puro desvelada, como en efecto ocurrirá si no encuentra pronto una fórmula que le permita descansar de sí misma y de su empecinamiento monstruoso.


Sucede que ese bello durmiente y ese desvelo de mujer, siempre alerta, se cruzaron un día como hoy hace un mes, de camino al hotel en donde ambos, al parecer, siguen pernoctando todavía, esperemos que por mucho tiempo... Ojalá puedan comerse juntos unas perdices siquiera.
....

13 comentarios:

  1. O el que la sigue, la consigue. Buen cruce de caminos. Ojalá haya una celestina cerca.

    Abrazos con falta de sueño.

    ResponderEliminar
  2. Me desconcierta un poco el tono. Supongo que se corresponde con el duermevela de los protagonistas, que se mueven maquinalmente por el texto como exhaustos huéspedes de un hotel donde pasan una situación excepcional. Tan excepcional que ni siquiera aciertan con la perdiz, con algún trozo tangible de felicidad... ¿va por ahí? No entiendo el "esperemos que por mucho tiempo".
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Lola, justo, bingo. Un fuerte abrazo de vuelta!

    Susana, la frase que destacas estaría remitiendo a los finales felices de algunas películas y de los cuentos infantiles. Es irónica y apuntaría en esa misma dirección que señala Lola: por si de tanto coincidir en el restaurante del hotel, por fin se dan cuenta de que están hechos el uno para el otro... Besos y feliz fin de semana

    ResponderEliminar
  4. A mí también me sorprende el tono irónico, pero me parece muy acertado para definir esa línea invisible que trazas para separar la nada del todo. Un texto en el que hablas de distancias, de aire, de agujeros negros.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Hay caminos que parecen hechos para encontrarse, pero que a veces sólo se quedan en paralelo, sin que cada uno sepa de la existencia del otro. Qué triste...

    ResponderEliminar
  6. Pues a mí me ha hecho pensar, inquietantemente, en la puerta de la
    Justicia que el personaje de Kafka nunca pudo cruzar, y que cerraron a su muerte porque estaba hecha para él.

    Mucho han de cambiar las cosas para que siquiera vean el vuelo de una perdiz.

    ResponderEliminar
  7. Gemma, nada más hospitalario que los encuentros. El destiempo es obstáculo frecuente.

    Ojalá tengan suceso.

    Abrazos también empecinados.
    Sergio Astorga

    ResponderEliminar
  8. Pues está bien la historia, tal vez algo exagerada, pero me parece muy real. A pesar de todo, la espera no deja de ser una "pérdida" de tiempo, por lo que apostaría por pasar al ataque ante situaciones similares, directamente, - Oye, tú, ¿qué hay de lo nuestro?, por que yo ya estoy...

    Gracias, abrazos

    ResponderEliminar
  9. Me parece una historia estupenda, quizá yo hubiera preferido menos adjetivos, pero es tu micro, no el mío.

    Un beso, Gemma.

    ResponderEliminar
  10. Insisto: nadie se acuerda de la pobre perdiz, siempre a la angustiosa espera en el corredor de la felicidad. Por lo demás, se me hace muy difícil diferenciar los dormidos –los hay muy despiertos-, de los desvelados –los hay en sueños perpetuos- y más aún pensar en los infinitos cruces de caminos en los que nunca coincidiremos (un relato inquietante….).

    Pe tons ben desperts.

    ResponderEliminar
  11. Agus, lo invisible hecho visible, o indivisible. Un abrazo

    Araceli, es cierto. Creo que lo has resumido muy bien. El texto, llevas razón, no aclara si lograrán cruzar sus caminos, y me parece muy interesante ver la elección respecto del desenlace que cada uno de vosotros realizáis. Besos!

    Nano, coincides con Araceli. Creo que, en efecto, podría tratarse de un caso de "incompatibilidad de caracteres por contar ambos con demasiados parecidos"... Ironías. Un abrazo

    Sergio, si "el destiempo es obstáculo frecuente", como bien dices, habrá que ver si "el empecinamiento allana por lo demás los probables -e inevitables- obstáculos". :-) Otro abrazo más

    Arte Pun, la vida, como la ficción, resultan a menudo tan exageradas como excesivas. Me conformo con que el texto no te haya parecido demasiado pomposo ni sobrecargado de adjetivos, o bien poco creíble y falto de verosimilitud. Sé bienvenido. Un saludo cordial

    Esteban, pues a lo mejor tienes razón. A ver si después de un tiempito lo releo y repulo. Abrazos fuertes

    Josep, no podría estar más de acuerdo contigo: todo hace pensar que siendo aparentemente tan distintos, en realidad ambos son casi iguales. Habría que ver si en definitiva estaban hechos el uno para el otro...
    Abrazos sentidos (en recuerdo de la pobre perdiz)

    ResponderEliminar
  12. ¡Me encantan las historias de amor y la que nos has regalado hoy es bien hermosa! No es del todo extraño que la fascinación y el enamoramiento provoquen desvelo o ensoñación. Pero que a cada uno lo castigue con el reverso que provoca en el otro le da a su historia algo de mito, mucho de predestinación y toda la belleza.
    Yo también espero fervientemente que su correspondido y no vivido amor se vea recompensado con un final feliz. Se lo merecen.

    Que digo yo que, a lo mejor, era todo lo contrario pero a mí me gusta creer que no me equivoqué en el significado de su historia, querida.. No están los tiempos como para ir desperdiciando afectos.
    Un beso de sueño y vigilia, mi MegaMaga.

    ResponderEliminar
  13. Freia, me encanta que lo veas así. ¡Cosas más imposibles se han visto!
    Es curioso porque el micro entero, pero también los últimos que he escrito, se dedica -en parte- a reflexionar en torno a la falsedad de las apariencias, de cómo la vida se guarda siempre una última carta en la marga dispuesta a ponerlo todo patas arriba, incluso la lógica más estricta.
    Por supuesto me apunto yo también a tus buenos deseos...
    Abrazos fuertes

    ResponderEliminar

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"