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Tenía en la
cabeza una especie de verruga salvaje que no podía evitar rascarse con frenesí.
Cada vez que lo hacía la excrecencia crecía como un junco silvestre, aunque su
textura no fuera verde ni suave sino, por el contrario, rojiza y rugosa,
semejante a una lija. Temía que le empezaran a nacer hijas y hojas por todas
partes, así que sin sentarse a esperar en qué quedaba la cosa, se plantó
audaz frente al espejo y comenzó a tirar fuerte de sí como si fuera un cable de
fibra óptica. Para su sorpresa, el junco resultó raíz milagrosa. En cuanto la
hubo arrancado por completo, un océano de desasosiego la colmó por dentro.
Nadie quiso asomarse en todo el día por el agujero.
..
Es comol arrancarse la persistencia salvaje de la infancia y la juventud. Deja un hueco que nadie quiere mirar.
ResponderEliminarBuen relato Gemma, un placer leerte.
ResponderEliminarque tengas una bonita semana.
un abrazo.
Se me ha puesto la raíz del pelo como escarpias hacia abajo. ¡Qué salvajismo el de esta verruga!
ResponderEliminarAbrazos domesticados.
Para desasosiego el que produce la lectura de tu texto. Es mágico que las palabras puedan causar sensaciones físicas.
ResponderEliminarExquisita manera de contarlo, jugando con las hojas y los hijos, con la sonoridad del lenguaje. La imagen que describe es muy buena, y hasta yo he vuelto la cabeza la terminar de leer para no mirar por ese agujero.
ResponderEliminarEse agujero es la nada, el vacío. Y en el hueco no hay ni tiempo. Incluso no sé si hay ya agujero. Me parece exquisito, Gemma. El lenguaje, poesía.
ResponderEliminarAbrazos.
Nano, el hueco que deja el desasosiego tiene infinitos rostros; uno de ellos podría ser ese mismo que mencionas. Abrazos
ResponderEliminarRicardo, muchas gracias e igualmente. Otro para ti
Lola, lo ominoso supera siempre cualquier barrunte de nuestra imaginación. Se trataba de eso mismo: de helaros la sangre. :-))
Besos
Jesús, si entre ellas estaba el escalofrío me doy por satisfecha. Un abrazo
Maite, hay una sonoridad secreta que recorre y pauta de principio a fin la evolución del texto. Celebro que lo hayas notado. Abrazos y gracias
Agus, del mismo modo que ese agujero es trasunto de la nada, creo que esa verruga podría estar representando, en forma de excrecencia, todas aquellas experiencias ingratas que también cargamos a nuestro pesar; una especie de "activos tóxicos", por usar un símil económico actual... Besos
Vi una foto de este bosque en facebook y, la verdad, es muy desconcertante.
ResponderEliminarMe gusta mucho en lo que la has convertido.
Besos, Gemma.
Sorprende, inquieta y te empuja hasta el borde de precipicios precisos (sucede a menudo que agradezco, y mucho, leer lo que tus palabras dicen y tambien, y mucho, lo que silencian).
ResponderEliminarCom sempre, un gran plaer....
Pe tons.
Jesus, celebro que te haya gustado. Esos árboles del vídeo tienen un nosequé siniestro de raíces vueltas del revés, ¿no te parece? Un fuerte abrazo
ResponderEliminarJosep, algunas soledades resultan no menos inquietantes que ese agujero oscuro como boca de lobo. Petons