Costumbrismo on the road
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Una anciana cruza la calle sin mirar. El semáforo se ha puesto en rojo en ese instante. Al otro lado de la acera, una pareja ha empezado a desenamorarse a gran velocidad. Van a morir las seis de la tarde.
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Una anciana cruza la calle sin mirar. El semáforo se ha puesto en rojo en ese instante. Al otro lado de la acera, una pareja ha empezado a desenamorarse a gran velocidad. Han muerto para siempre las seis de la tarde.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Tiene algo este micro que me parece que va más allá del costumbrismo que anuncia el título. Tal vez porque dispara en varias direcciones abiertas o sin resolver: a dónde va ese hombre que cruza la calle, por qué la pareja se desenamora a gran velocidad. Me recuerda, Gemma, a Sobremesa o fin del mundo, de Eloy Tizón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jo Gemma, felicidades.
ResponderEliminarEmpiezo por ahí porque es lo primero que he pensado. Me gusta la originalidad valiente en literatura, además la admiro porque a mí no me resulta fácil, tiro de estructuras cerradas, sin juegos y algunos autores me dejáis sin palabras.
Parece muy sencillo, repites los dos párrafos que se leen con la diferencia de unos segundos y en el último las seis de la tarde junto con todo lo que encerraban (el hombre, el amor) han muerto. Plantas a los lectores allí en el momento de la lectura y cuentas todo lo que ha terminado. Perdona "el destripe" me suele pasar cuando vengo por aquí ;-)
Besos y abrazos, muchos, muchos
A mí el volantazo me lo ha dado la lectura de Rocío, que me ha hecho caer en que esa diferencia de segundos es la que contiene el micro. Y entonces me ha resultado mucho más impactante, mucho más mecanismo de precisión de lo que había percibido a primera vista.
ResponderEliminarEn este blog, aunque se venga con prisas, el tiempo se para en seco.
Abrazos admirados.
Me quedo con la primera versión. Un micro intenso, con la fatalidad del tiempo como principal elemento dramático. Maravilloso.
ResponderEliminarMe gustó más el primero, Gemma. Es un micro donde desde la primera palabra, todo él respira a muerte.
ResponderEliminarImpactante.
Abrazos muy vivos.
Ricardo, es un texto, este de Tizón, que me gusta mucho. También coincido contigo en los motivos que arguyes para conectarlos. Toda esa cotidianidad que parece insensata o insólita al aparecer por escrito es nuestro pan de cada día. De ahí la ironía del título. Abrazos
ResponderEliminarRocío, en realidad pretendían ser dos versiones de un mismo texto más que dos piezas distintas... :-) A veces pongo seguidas dos opciones por si os apetece decirme cuál de ellas preferís como lectores, pero te agradezco mucho lo que comentas: me ayudas a ver sus implicaciones con algo de distancia. Yo también creo que mientras en la primera versión, el funesto desenlace todavía está en suspenso, en la segunda todo ha ocurrido fatalmente, sin vuelta atrás que valga ni escapatoria posible por tanto. Gracias por tu análisis. :-)
Abrazos y besos de vuelta
Jaja, Susana. Ya me gustaría a mí a veces poder parar el tiempo de golpe (y hasta con efectos retroactivos...)
Más abrazos
ESteban, te quedas entonces con la versión optimista por llamarlo de alguna forma, aún esperanzada. Un beso y gracias por pasar
Lola, desde luego quise, al menos, que el lector tuviera esa sensación fatídica a la que aludes. Parece como si cada acto descrito fuera una excepción de la realidad, pero si nos paramos medio segundo a reflexionar caeremos en la cuenta de que, más bien, se trata de una escena costumbrista de puro cotidiana. Besos
Creo que la clave es lo que dices: el costumbrismo radical de la escena. Tan real que no lo vemos, pero que sin duda está ahí. Pensaba que tras leer el primero no se podía ir más allá, pero me olvidé del tiempo y su condición de muerto viviente. Genial, Gemma.
ResponderEliminarAbrazos.
Después de leerlos dos veces, me quedo con el primero por la intensidad del "Van..."
ResponderEliminarNo obstante, analizo por qué lo prefiero aparte de la intensidad y creo que es por el "para siempre".
Admiro cómo transmites tanto con tan poco.
Abrazos.
Qué buena definición del tiempo, Agus... Abrazos y gracias
ResponderEliminarIsabel, la primera versión (en gris oscuro) vino después en realidad. La segunda (en color caramelo) era por tanto la primera, aunque tampoco a mí acababa de convencerme. Muchos besos
Mi favorito es el segundo, sobre todo por la frase final, me parece tan desoladora,define muy bien esa sensación que tengo a menudo de estarme perdiendo algo, de la incapacidad de practicar el carpe diem y de que cada momento tiene algo de único que se escapa, inasible...
ResponderEliminarAbrazo
Rosana, el vislumbre de cualquier situación como la que aquí se muestra apenas si nos ofrece información sobre la misma. El micro podía haber profundizado en las respectivas biografías de los personajes en lugar de limitarse a comparecer, a lo mejor me animo en un segundo acercamiento, pero se trataba de que hicieran eso mismo que tan bien comentas: pasar fugazmente de largo como hacemos a cada rato por la calle. Que te haya provocado cierto desasosiego me consuela además. :-) Un fuerte abrazo
ResponderEliminarNo elijo: nada tan "costumbrista" como el paso de un segundo y sus consecuencias. Ni como morir, o desamarse,sin ejercer la voluntad.
ResponderEliminarPrecisamente lo que más me gusta de este micro es la existencia de los dos párrafos.
Muy cierto, Nan. Me gustó cómo lo formulaste: nada tan consabido y vulgar como el amor y el desamor, o el paso del tiempo y la impredecible muerte. Un besón
ResponderEliminarEn un segundo podemos estar al otro lado.
ResponderEliminarEs solo cuestión de dejar de mirar.
Cerrar los ojos y ¡ya está!, eso es.
ResponderEliminarBesos, Veronica