sábado, 15 de octubre de 2011

El alquimista obstinado

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1. El alquimista se ha tragado ya tantas espinas que no 


alcanza a saber si es químico obstinado o afligido faquir. 
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2. El alquimista se ha tragado ya tantas espinas 


que no sabría decir qué le duele más: 


si la garganta o la piedra del corazón.

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El alquimista se ha clavado una espina en la garganta para


actuar con verdadero sentimiento.
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*Ambas acuarelas son de Lola Valls. La primera cabeza lleva por título "Y cuando el tiempo torna impuro un rostro...". La segunda se titula "El alquimista". Las dos primeras variaciones pretenden continuar la tarea de ilustrar (literariamente) las estupendas acuarelas de Lola, siguiendo la estela de "El alquimista".
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8 comentarios:

  1. Probablemente, el alquimista es ya una espina que se ha tragado al alquimista; o tal vez se trate de un faquir calcetín (esos que tienes los pinchos hacia dentro).

    Un pe tó rap (bo i sense espines)

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  2. No sé si el alquimista era obstinado, o simplemente humano, dudando.

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  3. Josep, jajaja. Me parece que acabas de poner punto final (irreversible además) a este amago de serie sobre la figura del alquimista. :-)) Una abraçada ben forta

    Maite, las espinas que se traga son un trasunto de los sinsabores de la vida. O de la necesidad de seguir intentándolo una y otra vez, dudando como bien dices. Otro abrazo

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  4. Me gustan las tres y la última especialmente, es una demostración, tanto de imagen como palabras, de la insensibilidad que podemos llegar a sentir.

    Besos.

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  5. Los alquimistas lo pueden casi todo, incluso tragarse espinas y arrancar piedras por corazón.
    Saludos

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  6. Gemma, las variantes se clavan obstinadas como si las imágenes tuvieran un alquimista por cada viñeta.

    Abrazo faquir.
    Sergio Astorga

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  7. Isabel, muy cierto. Tenemos la sensibilidad abotargada; yo también lo creo. Besos

    Ada, será porque cuentan con la ayuda de Adas buenas...
    Otro abrazo

    Torcuato, lo celebro, gracias.
    Otro para ti

    Sergio, tantos alquimistas como seas capaz de percibir. Un beso

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"