Tras calzarse las botazas de su padre, se ha ceñido el cinturón de su hermano mayor -ese que tiene incontables agujeros-, antes de repetirse que, también él, iba a lograr cuanto se propusiera; así que, entusiasmado, se ha lanzado a la carrera por el pasillo en dirección al dormitorio de los abuelos, esta vez con el deseo de no tener que toparse con ellos. Aquel cuarto siempre le ha parecido que atesoraba los mayores secretos. Cuando ha visto que no había moros en la costa, se ha adentrado en la oscuridad medio a tientas, sigiloso como un ratón, palpándolo todo hasta reconocerlo. Después de asegurarse de que llevaba bien sujeto a la muñeca el reloj de oro del abuelo, se ha entregado a la tarea de rebuscar, entre arrobado y pletórico, algunas piedras preciosas: colgantes y anillos sobre todo. Una punzada accidental lo ha despertado entonces de golpe.
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Me deja en ascuas este micro...
ResponderEliminarBesazo!!!
Cuántas emociones transmite tu micro, Gemma. Lo mejor que tiene es todo lo que deja abierto para que nosotros armemos el continente de la historia. Y esa punzada... Ai, Gemma, me la has clavado a mí.Me ha encantado.
ResponderEliminarNo logro entender la frase final.
ResponderEliminarBesos, Gemma.
Tal vez se esté muriendo mecido por el vientecillo de sueños y recuerdos...todo lo sugiere.
ResponderEliminarUn petó todo ascuas...
A veces es mejor el sueño que la vigilia, si es que este micro es de soñantes y no de soñados, que ya no sabe uno... Por cierto, ¿para cuándo tu libro, Gemma?
ResponderEliminarY cuando uno está en lo mejor, a punto de alcanzar su sueño, una punzada inoportuna te saca de él.
ResponderEliminarUna piedra preciosa de micro.
Besos granates.
En los sueños cabe casi todo y somos otro, sin miedo y sin cobardía donde logramos la meta. Esa punzada me desconcierta, aunque creo que la punzada la recibe dentro del sueño y por ello se despierta... no sé.
ResponderEliminarSaludos
Habitaciones en las que nunca antes habías estado, en tu propia casa, insospechadas hasta el momento, y que sólo son accesibles en los sueños. Pero haberlas, haylas. Felicidades, Gemma.
ResponderEliminarLara querida, pues de eso precisamente se trataba, qué le vamos a hacer. :-)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Araceli, de hecho quería dejarlo abierto para no condicionar de antemano su lectura, y porque me parece que lo fundamental es esa punzada que señalas. Muchos besos
Torcuato, el niño parece que se ha pinchado por accidente con una joya, aunque el texto es lo bastante ambiguo como para no saber con certeza si se refiere a ese pinchazo o, por el contrario, a una revelación. Espero que ahora lo veas más claro. Abrazos
Jaja, Josep, pues esta vez no se trataba de ninguna muerte... La frase de cierre hay que entenderla en sentido figurado. Y no digo más. :-P
Pe tons
Antonio, en realidad este micro es de desvelados... Ayer entregué el manuscrito al editor. Para mí empieza ahora una cuenta feliz... En cuanto aparezca publicado, lo anunciaré a los cuatro vientos, descuida. Gracias por tu interés y un abrazo
Lola, eso es. En la pieza no hay más sueño que el deseo del niño que se disfraza y rodea de una serie de modelos y, por lo mismo, de posibilidades aún desconocidas. Un beso
Ada, es curioso que muchos lo hayáis leído en clave de sueño, cuando por una vez el sueño era solo el "deseo por ser" del niño. A lo mejor resulta que el texto lo permite y no me había dado ni cuenta. Un abrazo
Nameit, haberlas haylas siempre. En eso estoy de acuerdo. Un abrazo y bienvenida
La vigilia lo ha pillado en deseos inconfesables de huída, con los dos objetos que recibió en herencia y todo lo que los abuelos no pueden darle por esa maldita manía de agarrarse a la vida que tienen. Algún día el clásico final de "...todo era un sueño" se convertirá en "...todo era realidad".
ResponderEliminarDeberías cambiar tu dieta nocturna, no favorece un buen descanso, aunque yo estoy encantado con tus desórdenes del sueño.
Ni de lejos me acerco a tu impaciencia, pero tengo muchas ganas de que salga tu libro.
Besos.
Hola, Gemma ¿qué tendrán los cuartos de los adultos para los niños que siempre traen alguna punzada? Esa excitación propia del mundo prohibido, lleno de piedras preciosas...
ResponderEliminarun beso
Gemma, indagas en este retrato tres planos: plano físico, plano emocional y plano mental.
ResponderEliminarEnvuelto en la cápsula temporal.
Como lector también me has hecho despertar.
Abrazo accidental.
Sergio Astorga
¿Y este también lo soñaste? Un beso.
ResponderEliminarEste micro está escrito en el lenguaje de los sueños. Y como un sueño nos sacude. Besos oníricos.
ResponderEliminarJesus, siempre resultan interesantes vuestras lecturas, porque a veces le dais sentidos que en absoluto había previsto, y eso me agrada.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus buenos deseos, amigo.
Abrazos
María, es cierto. Imagino que en tu caso habrás descubierto a los niños curioseando en el dormitorio de los mayores en más de una ocasión. A mí me parece que para ellos representa un espacio sagrado, ni más ni menos. Besos
Sergio, eso de los planos me ha hecho mucha gracia. Creo que no has dejado ninguno por citar. :-P
Un abrazo gordo
Esteban, qué va; ese lo viví de niña. ¿Acaso tú no llegaste a curiosear en el cuarto de tus padres? :-)
Otro para ti
Javier, muchas gracias. Te agradezco mucho que lo hayas visto así.
Más besos
María, el tiempo nos despierta a cada poco, en cada revelación, lo viste muy bien.
Un fuerte abrazo
Me ha recdordado a mi infancia, cuando me metía en el desván de una casa cieja que compraron mis padres. Estaba lleno de revistas antiguas, y el único tesoro que encontré fueron unos céntimos de la época de Alfonso XII y un pañuelo de la CNT de la época de la Guerra Civil. Aún conservo ambas cosas. Tu microrrelato es muy evocador.
ResponderEliminarEsa punzada final es muy eficaz y ambigua, es la del despertar pero también podría ser la del que ha sido descubierto fisgando. El cuento es, como dicen, evocador y juega con la atracción que sentimos todos hacia los misterios del mundo adulto, la vida anterior de nuestros mayores, todo lo que no sabemos de ellos y, por tanto, de nosotros.
ResponderEliminarMuy bonito.
Un beso.
Manu, la evocación como hilo que conecta vigilia y sueño. Hay situaciones que forman parte de nuestro crecimiento, y de ahí, quiero pensar, que nos conmuevan en mayor medida. Un abrazo
ResponderEliminarOlga, buscamos en lo ajeno para encontrarnos mejor en los otros, lo expresaste muy bien. Un beso gordo