Se le han hinchado los cojones, con perdón, así que sin mediar palabra, ha cogido el cuchillo carnicero y le ha rebanado el cuello de un tajo. No soporta que nadie le alce la voz.
Versión 2
Se le han hinchado los cojones, con perdón, así que sin mediar palabra, ha cogido el cuchillo carnicero y le ha rebanado el cuello de un tajo. No soporta que Nadín le alce la voz.
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* La foto, titulada "Playa y nube" es de Guillermo Méndez y procede de su fotoblog FugaZes.
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Es muy distinto. Nadie es un cuento, y Nadín, otro. Los dos son terribles, y los dos acaban mal... uno para nadie y otro para Nadín.
ResponderEliminarLo que hace una letra.
Kisses.
Los dos están muy bien, pero el segundo es más concreto y personal, sabemos que Nadín es otra víctima más de esta sinrazón.
ResponderEliminarLa foto ilustra muy bien la desolacion de la víctima.
Besos
Olga, ese cambio de letra perseguía, en efecto, encarnar ese nadie en un nombre propio, aun cuando ambas historias compartieran, como bien señalas, un mismo desenlace funesto. (Y ya me disculparéis el tono ordinario del lenguaje...)
ResponderEliminarKisses, Olga
Isabel, el segundo es producto del primero. Entre Nadie y Nadín hay una sola letra de diferencia, y un mismo destino. Abrazos, y gracias
Y seguramente las dos se lo han buscado. Donde haya un buen cuchillo carnicero, que se quiten letras...
ResponderEliminarSusana Camps
Claro. Tenía dos opciones: Castrarlo o rebanarle la garganta.
ResponderEliminarBesos
Aunque el fondo es exactamente el mismo, el cambio es sustancial. Esa única letra pone nombre y personifica a la víctima, lo que hace que sea más nuestra, más del lector, más cercano, y por tanto la sinrazón y el horror se sienta como propio. Es una de las virtudes de la personificación. Un abrazo.
ResponderEliminarSusana, claro que se lo han buscado. En eso mismo consiste, sin ir más lejos, la casuística de la sinrazón. Un abrazo
ResponderEliminarTorcuato, tanto da que hablemos de asesinos o de asesinas. Esa no es la cuestión. Sí quería hablar en cambio de ese "por cojones" a modo de argumento (sic) al que tan aficionados somos los españoles (y las españolas, si me apuras). Un abrazo
Maite, coincido contigo. La segunda versión es más dramática, menos impersonal. Abrazos
co-ño
ResponderEliminarExactitud del título.
ResponderEliminarEl segundo afecta más porque un nombre humaniza mucho. Por eso seguimos tan panchos cuan leemos que han muerto violentamente 3 palestinos, 45 iraquíes, 27 paquistaníes.
Hola Gemma:
ResponderEliminarLa lectura del micro no deja de sorprender no por el tema, sino por la dureza de las palabras.
Recuerdo que hace unos días me dejabas un comentario a mi último relato en el que, casualmente, me observabas algo sobre la dureza de las palabras (el insulto,la palabra fuerte o dura, etc.) Te respondí que el cabreo suelo ser muy mal educado y no mide mucho las palabras. Dicho de otra forma,
si lo verídico funciona en la ficción y ésta, a la postre, lo justifica, lo verídico pasa ser verosímil, todos contentos y santas crismas -de lo contrario nos quedaríamos en la cronica policial o en nefasto neocostumbrismo-
Claro la polémica sobre la tensión dialéctica entre verídico y lo verosímil lleva años haciendo horas extras en la historia de la literatura.
Dos aspectos que destaco en tus micros.
La dureza del inicio -entre Dostoievsky y cierto tremendismo celiano- quien "rebana" el cuello con un "cuchillo carnicero" no pierde la paciencia, sino que "se le hinchan lo cojones".
Si la ficción lo justifica -y aquí lo justificará por partida doble- aquello que viene de la realidad social pura, dura y, a veces, hasta periodística, se convierte en "lo" verosimil que sustenta la narración.
El otro aspecto es el que da título a los dos micros y de alguna forma le otorga la pauta narrativa.
Por una parte "nadie" en viturd del contexto se aproxima mucho a otro indefinido:"cualquiera". Con lo cual el asesino puede derivar en un asesino en serie ya que cualquiera que le alce la voz puede quedar con el cuello rebanado.
El caso de Nadin ( es interesante que Nadi -sin la n final- sea forma arcaica de nadie), tal como señala Maite más arriba, la personificación, la individualización aproxima al lector un personaje concreto que, en su imaginario, tendrá un referente de contraste.
Aunque, a pesar de todo, se universaliza el principio de autoridad, de abuso y despotismo -maltratadores de toda calaña, policías y parapolicías varias y variadas que "no soportan que nadie les alce la voz" y etc, etc. etc.-
Y hasta aquí llego y ya callo.
unbeso,
chau,
hugo
Elena, vale, veo que ha funcionado entonces. :-) Un abrazo
ResponderEliminarNano, estoy de acuerdo contigo. Pocas cosas nos humanizan ya. Para mí apenas existe diferencia entre ambas versiones. de ahí que antepusiera la más aséptica... Besos
Hugo, yo me atengo, a este respecto, a una ley que a mí me funciona, aunque por supuesto ello no significa que tenga que servirles a los demás. A saber:
"No siempre lo que resulta verosímil en la ficción lo es en la realidad, y viceversa". Lo cual no quiere decir que tu micro sea fallido, ni mucho menos, sino que en mi opinión -tal vez equivocada, lo admito- una excesiva acumulación de palabras soeces e improperios puede "ahogar" el resto de la narración. Y creo que por eso dije lo que dije. Probablemente se trate de una impresión personal sólo. En mi pieza de hoy, efectivamente, el personaje usa un lenguaje extremadamente soez y contundente, aunque rápidamente el narrador lo ponga en tela de juicio con su acotación irónica... Por ello mismo, no creo tampoco que se trate de un mismo empleo de lo soez. No sé si me he explicado.
Abrazos, Hugo.
Sea como fuere, insisto en que tu pieza me gustó.
(Te dejo aquí la misma contestación que en tu blog para que puedas verlo en ambos.)
Hola Gemma:
ResponderEliminary amén,
unbeso,
hugo
Me gusta el segundo quizá algo más porque personaliza más al dar el nombre. ¡Ay, los hombres y sus hormonas!
ResponderEliminarBesos sin filo de navaja.
Sin embargo hay algo que cambia radicalmente con esa letra porque no es ni parecido que alguien no soporte que NADIE le alce la voz, y que alguien no soporte que NADÍN le alce la voz. En el primer caso la insoportable alzada de la voz es un problema de personalidad del protagonista mientras que en el segundo incluso se le podría atribuir la responsabilidad a Nadín, qué habrá hecho para que cojones hinchados no pueda soportar que precísamente ella le alce la voz.
ResponderEliminarBesos.
Doy la razón en esto a todos los razonables que sin duda la tienen. Asumiendo el riesgo de lo exahustivo, propongo detallar nombres y apellidos de todas las personas que, día a día, son empujadas al desolador abismo de las víctimas -en columna paralela, publicaría nombres y apellidos de sus correspondientes verdugos-.
ResponderEliminarUn pe tó.
Hugo, gracias a ti por propiciar el debate. Un abrazo
ResponderEliminarLola, el segundo pretendía ser de algún modo un sinónimo del primero, sobre todo a partir del estrecho parecido fónico que guardan ambas palabras. Apenas si hay diferencia si te fijas... Besos
Jesus, a lo mejor -se me ocurre- el personaje dice "nadie" aludiendo a "Nadín"... Teniéndola justo delante, quiero decir. De ahí mi insistencia en que apenas si haya diferencia. Un beso
Josep, jaja. Lo tuyo sí que es un raciocinio bien razonado. :-)
Dan ganas de hacer eso mismo que dices, sí. Més pe tons
A todos, muchas gracias por compartir vuestras impresiones. Aunque a veces yo os las discuta, eso no significa ni mucho menos que no las aprecie o me sirvan de ayuda. :-))
Gemma, el tono bíblico me ha convencido que las dos versiones tienen el aliento de la ira o para estar más a tono, una manifestación inequívoca de la amígdala cerebral.
ResponderEliminarAbrazos coléricos.
Sergio Astorga
Me gustan las dos y cada una por separado.
ResponderEliminarQue Nadín se menos que nada/nadie y que el que habla no soporte que nadie/nadín le levante la voz.
Una puede hacer muchas muchas lecturas, y es estupendo.
Acabas de inventar el microrrelato reversible.
uN ABRAZO