Bridget Riley
Cuando el pececillo volvió a asomar su cabeza atunada a la superficie, no pudo evitar sentirse una vez más escamado: en su imaginación, aquel zumbido terrible (*) había cobrado de pronto las hechuras de una evaporación masiva de agua. De nada sirvió convencerlo de que se trataba de un simple efecto de sonido, ni mucho menos de que -por increíble que pudiera parecerle- fuera de aquellas aguas gélidas y ondulantes, no iba a encontrar más que una realidad hecha de papel maché. Sin atender a razones de nadie, ahora vuela insolente por los aires, no menos altivo que los demás pájaros.
(*)
(**) La imagen procede de El vuelo mágico.
...
Me ha encantado Gemma, bien escrito y con mucha maestría al jugar con las dimensiones del espacio. Un abrazo de papel maché.
ResponderEliminarEs realmente bueno, Gemma. La prosa impecable, el ritmo, el tono... La útima frase me parece genial. Una delicia. Ah, y con efecto de sonido incluido.
ResponderEliminarAbrazos.
Gemma, una bella imagen literaria como efecto patrón mouaré.
ResponderEliminarAquí hay intercalación de diferentes planos agua aire papel y sonido.
Viñeta exploradora.
Un abrazo reverberante.
Sergio Astorga
Es excelente, Gemma. Si esto estuviera en papel, que lo estará, sería de esos cuentos que releo y releo fascinada.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Maite, muchas gracias. Celebro que te agrade. Un abrazo
ResponderEliminarAgus, el texto está trabajado, sí. Como siempre me cuesta decantarme por una u otra versión. Gracias, y un beso
Otro para ti, Sergio. Esa costumbre mía de ilustrar los textos con imágenes y ahora con sonidos no pretende tanto completar el significado, que debería poder alcanzarse sólo mediante el micro, como inscribirlo en un contexto más amplio, lleno de reverberaciones.
Izaskun, no sé si la pieza lo merece, pero yo te agradezco de todos modos tus palabras generosas.
Un besote
Querida doña escritora, la pieza lo merece y usted que, lo quiera o no, de esto sabe mucho, debe ser plenamente conciente. Verdad que procuro ser cariñosa con la gente que quiero. Más verdad todavía que este cuento me ha encantado y sería de mis favoritos en un libro.
ResponderEliminar(Debo tener alguna fijación con el mar. Ahora que lo pienso.
Besito,
Gemma, una precisión voluntaria, me parece que el texto reverbera por sí mismo, pero como leí en uno de tus comentarios decir, no me preguntes cual, “el texto debe leerse como el escritor sugiere”, en un primer momento y después digo yo, con la libertad que éste requiera o se le antoje.
ResponderEliminarPor fortuna este medio te permite editar texto, imagen y sonido, que lo único que hace es sumar la visión que el texto trae de nacencia y que es el propio autor que añade otros contextos. Esa es la naturaleza de éste medio, dime que editor por muy rico que fuera, pondría texto, imagen a color en cada texto y un cd. Sueños guajiros, sólo en una edición muy especial, limitada y a precio exorbitante. Lo que hace este medio es enriquecer la visión del escritor, no son muletillas para ser comprendido el texto. Es un todo. Que en muchos casos cuando desmiembras el todo no queda ninguna individualidad, ni como texto, ni como imagen ni como música (no digo sonido porque si el texto no suena, mejor ni le seguimos) ya es otro cantar.
Concuerdo con Izaskun, me gustaría en papel, pero no dejaría de extrañar esta totalidad, esa visión tripartita que me es polivalentemente atractiva.
Abrazos puntillosos.
Sergio Astorga
Me gusta la dualidad que creas para convencernos que basta con empeñarnos y se consigue. Ese efecto de poder volar, ese cosido 'imperfecto' que, sin embargo, se inserta perfectamente y vive en otra atmósfera. Qué bien!!
ResponderEliminarMe gustan estos mundos que creas en otra dimensión, que debe de andar muy cerca, en la que puedo meter la mano y tocar.
Saludos
Gemma querida. ¡Bien por la idea del micro con sonido añadido a la imagen! Hasta el título forma parte del juego.
ResponderEliminarAunque también el propio texto leído en voz alta tiene un sonido especial.
Soberbia la idea de ese pez de "cabeza atunada" (¡qué hermosura de imagen!) que se rebela por el papel hasta volar.
Creo que ha vuelto Vd. a hacer viviente y también cambiar el curso de cualquiera de esas obras fantásticas (por lo irreal y por lo magníficas) de Escher. Los peces que se convierten en aves y a la inversa, en simetría axial. Rojos y negros, invertidos o derechos. A la izquierda o la derecha. Siempre en fuga pero siempre sin poder escapar.
En su micro el pez ha conseguido finalmente escaparse. Escher reinventado.
¡Qué largo para expresar una sola idea! Présteme su arte de concentrar palabras de vez en cuando, querida.
Un abrazo bien grande ya volando para Barna (supongo)
Me gusta mucho cómo juegas con varias dimensiones, Papel/Agua, Palabras escritas/Sonidos. Es como ver a un pez saltando olas de papel. Muy visual (y auditivo). Un abrazo.
ResponderEliminarIzaskun, jajaja; pues gracias redobladas entonces. De todos modos, no creas que todo cuanto aparece escrito pasa por el filtro de la consciencia. Tú seguro que lo sabes también. A mí me gusta hacerlo, al menos la mayor parte de las veces, desde un estado intermedio, desde una búsqueda consciente del inconsciente. O algo parecido. Como cuando compongo un micro o un poemilla malabar... :-)
ResponderEliminarMás besos
Sergio, me parece recordar que dije, a propósito de la necesidad de marcar o no mediante comas determinadas pausas necesarias para la correcta interpretación de un texto, que sólo leyendo una pieza debidamente, como ella precisaba quiero decir, con sus pausas y entonaciones, o sus énfasis y silencios, era posible dar con su verdadero sentido. Dicho lo cual es muy cierto lo que comentas de que un texto no tiene por qué limitarse a la única dimensión escrita que ofrece el soporte papel, y más en un medio como es Internet, donde las posibilidades visuales y acústicas aumentan. Aprecio mucho que te pongas puntilloso porque así me concedes la oportunidad de expresarme mejor. Un abrazo fuerte
Ada, me gusta que te guste. :-)
La imagen me la dieron los peces voladores, y -claro- nuestros orígenes marinos... Ese cambio de estado que resulta del abandono del medio marino al terrestre (o aéreo) demuestra, en mi opinión, que el empeño -si no lo es todo- al menos es una parte indispensable. Besos
Freia, todo se transforma, nada permanece. :-) Siempre me han fascinado las arquitecturas de ida y vuelta de Escher, tan imposiblemente reversibles, tan perfectas por lo mismo. Muchos besos
Manu, celebro que te agrade. De vez en cuando, me gusta explorar estos espacios intermedios de la escritura y del ser. :-)
Un abrazo
Me alegro de que haya ganado la v2, que me parece la coherente (por una vez, lo tenía claro).
ResponderEliminarYa sabes que estos micros de frases largas me pueden de perfectos.
Me encanta Gemma, nuestro pececillo se ha dado cuenta de que a veces se vive en función de las limitaciones que se nos imponen desde fuera, como si debiéramos adecuarnos nosotros a la realidad en lugar de intentar influir en ella para mejorarla. El pececillo vuela y cuando los pájaros lo vean, más de uno entenderá que puede, él también, bajar a nadar.
ResponderEliminarUn beso grande.
Recientemente me encontré con tu blog y he estado leyendo a lo largo. Yo pensaba que iba a dejar mi primer comentario. No sé qué decir, excepto que he disfrutado de la lectura. blog de Niza.
ResponderEliminarNano, a mí me pueden tus comentarios... Muchas gracias, mein Freund.
ResponderEliminarBesotes
Jesus, justamente, lo expresaste muy bien. A menudo se vive en función de las limitaciones que nos impone esa realidad tozuda, cuando no los demás, e incluso nosotros mismos. Celebro que te haya gustado, muchas gracias. Un fuerte abrazo
Blog de Niza, y yo te agradezco tus palabras. Un saludo
ResponderEliminarLa realidad no es lo que parece sinó lo que nos parece que es. No puede estar mejor escrito, y te aseguro que lo he intentado.
ResponderEliminarUn texto que se oye, que siente, que protesta, que conquista. Un abrazo.