lunes, 7 de febrero de 2011

En caída libre

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Cuando despiertes de golpe en mitad de la noche y percibas de forma diáfana, asomado a la ventana, que la oscuridad del submundo rige con el mismo desgobierno descabellado del día, tan falto de claridades, tan lleno de veladuras, y te lo repitas para tus adentros apenas un instante, decidido a no darle más vueltas de las necesarias, sentirás de pronto, mientras tu pie ensarta a tientas la maldita zapatilla, cómo el agujero negro del pasado mañana te abisma.

* La foto lleva por título "Nueces de la muerte" y es de Paz Juan Robledo.
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19 comentarios:

  1. Terrorífico. Menos mal que si uno vuelve a dormirse, las neuronas se afanan en borrar casi todo, y suele quedar sólo ese rezume de desazón.
    Saludos

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  2. Me vienen a la cabeza estos versos de Machado (supongo que por amortiguar la caída): "Mi corazón espera/también, hacia luz y hacia la vida,/otro milagro de la primavera".
    un beso.
    PS: "Nueces de la muerte"... y pensar que recomiendan tomar, como mínimo, dos al día...

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  3. Brutal, querida Gemma. Y además lo has metido todo en una sola frase, para añadir más desasosiego al pobre lector, que queda clavado en la silla.
    Vaya modo de empezar la semanita.
    A ver quién nos desclava ahora.

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  4. Muy buena imagen, todo un abismo dentro de un gesto tan común, tan conocido, como calzarse la zapatilla. Buen reflejo de ese submundo interior. Un abrazo.

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  5. Qué bueno, Gemma, qué desasosiego que me has metido en el cuerpo. Yo siento cierta esperanza por el personaje, que no por mí yo estoy perdido. Porque ensartar la zapatilla con el pie, aunque sea a tientas, es una formidable muestra de carácter.

    Un abrazo.

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  6. Terrible esa angustia que no deja lugar a la esperanza. Muy conseguido.

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  7. ¡Qué desasosiego produce tu texto! Va aumentando con el ritmo y el tempo justo hasta convertirse prácticamente en terror. Y desasosiego me produjo a mí precisamente toparme con aquellas nueces vacías y muertas, con forma de calavera. Si a ello se une que son del jardín del castillo del padre de Chateaubriand, donde él pasó infancia y adolescencia marcadas por el miedo y el temor continuo, todavía es mayor la desazón. Es uno de los muchos secretos que esconde la Bretaña.
    Lo repetiré una vez más con total convencimiento: ¡Qué forma tan mágica de darle sentido a una foto!
    Un abrazo y un beso enormes Gemma querida.

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  8. Gemma, una espiral descendente vertiginosa, nos instalas sin gravedad de por medio en el inframundo o en el inconsciente que en este caso es sinónimo, con la posibilidad de tomar consciencia del mañana. Nos dejas en el hoyo negro. La consciencia es otra forma de caída.

    Abrazo caído.
    Sergio Astorga

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  9. Mejor no despertar. Debe ser inquietante hacerlo, que todo el mundo duerma y ver lo que describes. Me gusta mucho ese "te abisma". Un micro excepcional, Gemma.

    Abrazos

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  10. ¡Qué certeza!

    Cómo se complementan las genialidades.

    Besos

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  11. Me gusta como toma la imagen forma poco a poco, como se hace fuerte mientras me mantengo mirando por la ventana y consigo ponerme una zapatilla, que me descubre que ahí comienza todo, que ahí se destapa la chistera, en ese acto despreocupado tomo conciencia de que el pasado atrapa en el mañana y me hundo sin remedio.
    Bellísimo
    Saludos

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  12. Gabriel, con que os provoque cierta desazón, ya me conformo. De eso mismo se trataba en buena medida; gracias. Un abrazo

    María, menos mal que la primavera parece sellar todos los agujeros negros habidos y por haber, desde luego que sí. Un beso

    Araceli, fíjate que no me había dado ni cuenta. En realidad, se trataba de decirlo rápido y de modo rotundo, a ser posible. El contenido impuso la forma esta vez. Un besote

    Maite, todavía hoy cuando me calzo una zapatilla siento un miedo instintivo y absurdo al hacerlo. Probablemente se trate de un miedo cerval de mi infancia que en ocasiones le da por asomar... Besos

    Jesus, jaja. De hecho, se trata de un simple acto reflejo (compartido por todos) que en un momento dado funciona como la magdalena de Proust. Pensé que el personaje no podría evitar impacientarse tras haber perdido la zapatilla, y que de ese modo de una desesperación saltaría a la otra apenas sin darse cuenta. Un beso

    Agustín, cuando somos capaces de proyectar en el futuro inmediato un gesto nuestro, una condición o incluso un estado, sin apenas esfuerzo, más aun: con absoluta normalidad de que este acontezca, una parte de nosotros no puede evitar rebelarse contra ello. Un abrazo

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  13. Rojotalian, me gusta jugar con las aliteraciones. Celebro que te agrade. Saludos y bienvenido

    Freia, qué bien que te lo haya parecido. Tenía para mí que esa imagen guardaba algún secreto que había que desvelar. Y tú lo haces con tu lectura. Tienes razón: esos huesos de nuez son, efectivamente, la viva imagen de la muerte, y de la desolación... La historia de su procedencia es muy sugerente. Mil gracias, Condesa. Abrazos fuertes

    Sergio, el inframundo y el subconsciente se me antojan el verdadero centro de la lucidez... Y tu juicio me parece, por lo mismo, muy acertado. El inconsciente no sabe de futuros porque él mismo lo habita, como hace por lo demás con el resto de tiempos... Por el contrario, la consciencia es el olvido, o esa caída a la que tan bien aludes.
    Un besazo

    Agus, mejor seguir durmiendo, ciertamente... La lucidez de la noche espanta de veras. Yo creo que no existe otro despertar igual. Un beso

    Isabel, cara y envés como aguas de una misma fuente... Un fuerte abrazo

    Ada buena, el pasado atrapa en el mañana y no existe, efectivamente, más escapatoria que la propia lucidez que da el saberlo. Un abrazo, y gracias

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  14. Pues, como a Araceli, me ha llamado la atención lo perfecto de este párrafo-secuencia. Y cómo, en lugar de matar, en este caso el adjetivo "maldita" clava todo en la realidad. Así de sencillo (leerlo hecho, no el hacerlo).

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  15. Hola Gemma,
    acabo de aterrizar hoy en tu blog y veo que tarde. Está todo dicho, pero creo que yo no me vuelvo a asomar a la ventana de noche ;-). Me gustó especialmente como enlazas el abismo con lo cotidiano (malditas zapatillas nunca se colocan como deben). Abrazos, y te sigo...

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  16. Nano, un solo párrafo-secuencia tiene el deber de golpear siempre fuerte. Como fuerte es también el abrazo que te mando

    Rocío, encantada de que aterrices por aquí. Lo cotidiano, nuestro único agarradero, suele mostrar su conexión con lo universal al menor descuido... Besos, y bienvenida

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  17. Genial que la secuencia nos lleve, en unos pocos pasos, al insondable e incomprensible submundo de la zapatilla (la ventana; la noche y ese par de abismos que, revestidos de comodidad, nos acechan bajo la cama … nada más frágil, más vulnerable, más perecedero, que alguien que busca a tientas, en los alrededores de la nada, sus malditas zapatillas).
    Un beso descalzo…..

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  18. Josep, no hay como calzarse las mullidas zapatillas para sentirse en casa, para sentirse a gusto en realidad. Un petó fort

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"