Cuento de arena
Un día la ciudad desapareció. De cara al desierto y con los pies hundidos en la arena, todos comprendieron que durante treinta largos años habían estado viviendo en un espejismo.
...
Espejismo a la arena
Y un día desaparecieron todos los pies durante treinta largos años, hundidos en la arena, con el desierto de cara. Habían comprendido que estaban viviendo en una ciudad de cuento.
* La foto fantasmal de Valladolid es de Angel G Adanero.
Se introduce un texto de Jairo en una coctelera, sin hielo. Se agita con fuerza, y se sirve bien frío, con una rodaja de limón. ¿El resultado? Un texto como el tuyo, Gemma.
ResponderEliminarUna abraçada.
Me encantó el comentario de Víctor. La literatura es un va y viene de lecturas, relecturas, escrituras y reescrituras.
ResponderEliminarLos dos textos, buenísimos. La idea de una ciudad de cuento es inquietante.
Besos, Gemma.
Eso de "espejismo a la arena" me suena a plato perpetrado por cocinero con ínfulas. De restaurante carísimo, claro.
ResponderEliminar¿cómo sabrá un espejismo?
No insisto en lo que me gustan tus malabares por no hacerme pesada.
¡Qué bueno!
ResponderEliminarLa cuestión es que yo a veces me siento con los pies hundidos en la arena, con el desierto de cara. Tal vez todos vivimos un poco de cuentos, no en vano, como decía León Felipe, nos han dormido con todos los cuentos.
Un beso, sister.
...y preciosa la foto.
Tras el comentario tan acertado de Víctor no queda más que decir Gemma. Sólo felicitarte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esta, la de la foto, más que una ciudad de cuento es una ciudad de arenas movedizas en la que nos vamos hundiendo cada vez más.
ResponderEliminarGracias, escritorcita.
Besos fantasmales.
Víctor, jaja. En parte se trata de eso mismo justamente: de barajar y servir con alguna variación un texto que, por fuerza, es también un homenaje al micro del autor...
ResponderEliminarUna altra per a tu
Lili, a mí la foto de Angel me llevó al título, y de paso me sirvió de inspiración. Un besazo
Araceli, mutatis mutandis, estos malabares serían poca cosa sin tu entusiasmo...
PS: Mientras los políticos tienen por costumbre salir al ruedo, los malabaristas, cocineros, y toreros trasnochados salimos, por el contrario, a la arena...; lo cual suele ocasionar espejismos de diversa consideración... Petons
Olga, soñar para ser y ser para escribir, en ese justo orden. Me alegra que te guste.
Muchos besos
Agus, con el tiempo estos malabares han ido convirtiéndose en un territorio de libertad y experimentación absoluta: cuando me siento con ganas de cometer alguna travesura, malabareo un rato hasta que se me pasa.
Abrazos
Angel, habrá que rescatar in extremis cuanto merezca salvarse. Estaremos atentos, descuida.
Un beso
Me encanta la arena como material para los cuentos, debe ser una influencia borgiana. Precioso micro y versión de arena.
ResponderEliminarPara poder hacer malabares como los tuyos hay que tener, entre otras muchas cosas, mucha generosidad...literaria.
ResponderEliminarSiguiendo las instrucciones de Victor, me he tomado con mucho gusto tu texto.
Un petó Gemma.
Ja, ja, gemma, me encanta esa ciudad de cuento con ciudadanos sin pies. Aunque pensándolo bien, no es tan raro, cuando el mundo entero no parece tener ni pies ni cabeza. Eres genial.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Muy buen experimento, perfecto juego malabar. Tanto el original como el desarrollado por ti, me gustaron. Repetiré.
ResponderEliminarUn saludo indio
La idea de hundirme en la arena me angustia, pero me encantaría poder vivir en un cuento, no todo el tiempo, a ratos, poder salir y entrar a mi antojo, un aespecie de escondríjo secreto donde soñar y vvir lo soñado.
ResponderEliminarBellos textos, no sé cual me gusta más.
Saludos
Manu, pues ya somos dos. La arena es para mí el origen de muchas geografías de ensueño. Cuánta razón. Un abrazo
ResponderEliminarJosep, a veces me gustaría mostrarme más infiel con respecto al texto original, pero el determinismo de partida es inevitable -hay que barajar las mismas palabras, ya sabes-, y no siempre las palabras parecen querer juntarse en la combinación debida. Gràcies i petons
Isabel, esa mirada perdida en una especie de nada metafórica, mientras los pies se hunden en otro vacío mayor, producto de no tenerlos en el suelo, se me antoja muy actual. El humor me pareció el único punto de vista desde el que poder abordar esta pesadilla. Abrazos
Indio, lo celebro. Gracias y un abrazo
Ada, la imagen de tu perfil no alberga dudas al respecto. Soñar con cierta regularidad resulta siempre aconsejable. Un beso
Gemma, entre las apariciones y desapariciones, los hallazgos ylas perdidas es siempre bueno encontrarse un espejismo.Un texto espejea a otro de la misma calidad par la plena realizacion del cuento.
ResponderEliminarUn abrazo que te cuento.
Sergio Astorga
*to tengoa centos. disculpa.
Sergio, el espejismo es, tal como dices, la única realidad tangible de estos microtextos (y de toda la sección, si me apuras), valga la paradoja... Me encantó eso del abrazo que me cuentas, aparte de darlo. Yo te cuento un par de besos
ResponderEliminarSiempre he dicho que las réplicas intertextuales son las que más contribuyen a la reinterpretación de la ficción. Este botón lo muestra con sutileza. Un abrazo, Emma. Aún no había pasado por tu blog. Es un gusto conocerlo.
ResponderEliminarSe me vinieron encima Italo Calvino y las noches en el desierto.
ResponderEliminarPrecioso, Gemma escritora.
Un beso,