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El sol y la humedad hacen crecer, efectivamente, esos árboles de colorido ocre que tienes ahí, justo enfrente, y cuyas hojas habrán de servir de alimento a toda clase de escarabajos, polillas y garrapatas; los cuales, junto con gusanos, insectos y otros organismos habitantes del suelo, constituyen el más sustancioso manjar de pájaros y demás especies voladoras; esos seres obstinados en picotear, agujerear, ensanchar y poblar bosques enteros de hoja caduca; garantes incautos en su labor necesaria de reciclado vital.
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Un círculo sin fin el que planteas, nada vicioso y si muy vital (tal y como expones) Me encanta la foto.
ResponderEliminarBelleza caída y devorada que volverá a ser belleza porque son los pájaros los que diseminan las semillas nuevas. Reciclaje y ciclo nuevo también.
ResponderEliminarMe he encantado lo de garantes incautos.
Besos reciclables, MegaMaga.
Anabel, la belleza existe "a pesar de" o, incluso, "más allá de" lo putrefacto. He intentado describirlo de la manera más neutral posible, pero no puedo dejar de leerlo con cierto espanto... El limo vital como légamo en descomposición que fermenta y fructifica...
ResponderEliminarUn abrazo que compense
Paz, los pájaros, y en menor medida, esos insectos que polinizan el bosque trasladando sus semillas, realizan un papel fundamental: garantizar la supervivencia del bosque como hábitat. Me alegra mucho poder saludarte con tu nombre. Bienvenida. :-)
A todos, he cambiado el título de "Reciclado vital" (en alusión al "ciclo vital") por el de "Limo vital". Me parece más certero.
Gemma, me gustan los ciclos, son como un malabar inevitable y casi siempre indescifrable.
ResponderEliminarEste comentario esta picoteado.
Un abrazo limado.
Sergio Astorga
Sí da un pequeño repelús pensar en la putrefacción,olerla y, sin embargo ser consciente de que es necesaria y revitalizadora. Como un cadáver fundido con la naturaleza en un buffet ecológico, buff esto sí que da un poco de asco. Enfín, así salió el comentario.
ResponderEliminarMe gusta el cambio de título.
Un abrazo, Gemma.
Me he acordado de una anillo precioso con piedra de ámbar que me regalaron hace mil años. Esa resina que guarda memorias de árbol. Me lo pongo de vez en cuando.
ResponderEliminarEn realidad, la putrefacción e incluso la muerte son lo que garantiza la vida, es una manera más de transformarse. Nada se para. Es cierto que ese limo vital puede ser mirado con cierto espanto... la realidad es siempre bastante bestia, incluso para las cosas más amables. Piensa en un parto. Es hermoso y desagradable a más no poder;-)
ResponderEliminarUn beso vitalista.
Hola Gemma:
ResponderEliminarMe quedo con la relación entre la masa-materia, siempre en transformación y el árbol cuyas ramas están destinadas a buscar el cielo.
Dicen que esa fue una de las premisas de los antiguos canteros a la hora de emprender la construcción de las catedrales góticas.
nos leemos,
salut,
hugo
Y el caso es que, de niños, ese limo nos encantaba: nadie nos había enseñado que era malo. Que lo es, si no eres gusano.
ResponderEliminarUn niño sin barro hasta las orejas es que como saltamontes sin patas, ¿no?
Te texto hace valorar lo pequeño, la parte de la pirámide que lo sustenta todo. Qué sería de nosotros si por efecto del nitrógeno en el agua esta se muriera en los mares, acabara con el plancton, que es lo que comen los , que comen los, que comen los y, luego, nos los comemos nosotros.
¿Cómo nos hemos olvidado de todas esas cosas, de las que antes era consciente hasta el tonto del pueblo?
“…y cuyas hojas habrán de servir de alimento a toda clase de…” poetas, trapecistas, cazadores de luz, músicos y equilibristas; “esos seres obstinados en picotear, agujerear, ensanchar y poblar bosques enteros de hoja caduca; garantes incautos en su labor necesaria de reciclado vital”. Tus palabras, como el sol y la humedad, vigorizan mis destartalados árboles.
ResponderEliminarUn beso de hoja perenne.
Sergio, pues a mí también me gustan los ciclos y todo lo cíclico, fuente de renovación y de supervivencia, pero sobre todo de cambio y transformación. Un abrazo sin picotear
ResponderEliminarJesus, de donde se colige que resulta siempre necesaria... La naturaleza como verdadera historia de terror. Un abrazo
Veronica, lo pútrido debe de guardar también muchas memorias, qué duda cabe... Gracias por tu comentario
Olga, coincido contigo, sister. Solo que, por un momento, me paré a pensarlo con toda la frialdad con que se nos presenta y di un respingo. Un besazo
Hugo, buscar el cielo, sí. Me parece ver en ese gesto toda la grandeza y liberación de la doctrina cristiana, aunque no solo. Un abrazo, y gracias
Nano, para los nños el limo es solo tierra húmeda y moldeable que se presta a mil figuraciones, pues posee esa misma plasticidad de su imaginación. Lo difícil es crecer luego y tener que ver las cosas desde sus múltiples caras, desde su condición poliédrica, a veces tan incómoda e irritante.
Besones
Josep, te voy a dar el premio al comentario más optimista y vital. Gracias por mirar con tanta generosidad. Se agradece de veras. Besos
Dichoso reciclado que nos permite disfrutar de una naturaleza tan hermosa y de un texto como el tuyo. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarToma ya lección de eco-bio-urbanidad. Me encantó el tono de profesor.
ResponderEliminarUn besito digiriendo semillitas.
Yo regreso del verano y encuentro este ciclo inevitable y cercano.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte, Gemma.
Isabel, muchas gracias. Y que tengas un feliz retorno
ResponderEliminarIzaskun, jaja; el caso es que había que adoptar un tono sentencioso que diera cumplida cuenta del fenómeno, ¿no te parece? Un beso
LAra, las estaciones se suceden con una ferocidad similar a la que padecemos ante cualquier cambio inesperado. Con parecida dureza. Un besazo