Es una reflexión sugestiva, teniendo en cuenta las nubes que habrá visto pasar cada anillo de esa corteza. O esa isla que ha soportado el oleaje del tiempo. También es un comentario que puede sonar a responso, porque la visión de esa cicatriz causa respeto, como si la cepa fuera en sí misma la lápida una tumba. En cualquier caso, es una imagen llena de magnetismo. Un abrazo.
Incluso puede contener la música que vence a la muerte envidiosa de armonía. A mí me gusta mucho la imagen. Al contrario que a los demás, me parece llena de vida.
Gemma, puede, que hay mas expansión que contención. La aceleración es proporcional a la percepción de tu entorno. Como sabes un sencillo malabar metafórico. Cósmico regreso.
Vuelvo a contemplar la imagen y pienso en tiempo, incluso he estado tentado de contar el número de anillos. Ese tronco talado es una autopsia del tiempo, un mapa sagrado.
O una enorme flor que dibujó una niña y se quemó después en un descuido... No, me gusta más el cielo de algodón escarchándose, y la isla perdida, y la nebulosa cósmica. Ya sabes que a mí me gustan las cicatrices;-) Un beso, Gemma, y buen comienzo de año.
Y tanto que puede. Ahí estás tú para constatarlo. Me encantan las fotos de la naturaleza que remiten a otros espacios, tiempos, tamaños, siluetas. El infinito atrapado en un pedazo de corteza o un océano profundo encapsulado en un pequeño charco que queda atrapado en la oquedad de una roca. Me pasaría horas mirando esos trampantojos.
Preciosa foto y preciso texto. Este sino del ser humano, que siempre intenta leer en las huellas y que, ansioso, quisiera dejar las suyas para que otros las lean. Estos anillos, cielos, islas y nebulosas, agudizan mi memoria hasta más allá de mí. Un abrazo
Isabel, yo lo creo así. Veo las cicatrices como heridas abiertas en el pasado, cuyos efectos perduran en el presente e incluso en el futuro. Lo mismo te deseo a ti. Un beso
Pedro, cuando hice la foto, el sol acababa de aparecer por entre las nubes, dándole este aspecto casi maravilloso. Como si la cicatriz recuperara, con los rayos de sol, su condición olvidada de herida. Otro beso
Freia, una herida que refulge no es cualquier cosa. Ahí está, expuesta sin aderezos, para quien quiera -y sepa- verla. Abrazos y besos
Izaskun, las palabras contienen el mundo sólo si el mundo las contiene de igual modo. (A eso aspiro, en realidad. Y en caso de no ser siempre posible, a lograr algo parecido al menos. ;-p) Gracias, y un fuerte abrazo
Sergio, las heridas esconden nuestro significado siempre. Y ello a pesar de su naturaleza vergonzante, a veces de apariencia insignificante. Más besos
Rafa, a mí ese tronco talado me pareció entonces un gran espejo: fiel reflejo de la vida que transcurre, bella y lamentable a un tiempo. Un beso
Jaja, Marisa, muchas gracias. ¿Acaso no te parece a ti una aspiración básica? ;-p Hay que procurarlo a toda costa, claro que sí. Abrazos
Jesús, en realidad es la pura imagen del tiempo detenido. La misma muerte. El pobre ya no va a poder contar más anillos; sólo podría hacerlo en tanto que herida sin cicatrizar... Más besos
Olga, lo sé; y de hecho, por eso mismo me alegra doblemente que te haya agradado la imagen. Un beso y feliz año para ti también, que siga sonriéndote como hace. ;-)
Araceli, en el fondo se trata de un gusto, éste de los trampantojos o de las naturalezas múltiples, que yo también comparto. Posee ecos muy cortazarianos y borgianos: el mundo dentro del mundo, disfrazado o disimulado bajo infinitas formas... Una abraçada
María, para mí constituye esta imagen una vía de conocimiento (y de trascendencia) fundamental. Podemos observar -e incluso entender- el mundo porque éste nos contempla -y contiene- de antemano. La naturaleza como espejo y reflejo; como ejemplo y contraejemplo también. Me ha gustado cómo lo has dicho. Un beso
Espero que sea una mesa. Grande. Junto a la que se reúnan muchos, coman algodón escarchado de azúcar, hablen de viajes a lugares poco precisos y bromeen a asustarse con el cosmos.
Bambú, el cielo sería, desde luego, otro trampantojo inmenso, y encima, natural: es cielo y universo a un tiempo en sus luces y tinieblas. Cuando no sueño en sus atardeceres... Un abrabeso
Jesús, gracias, y sé bienvenido.
Nano, qué madrugador estás. Concedido tu deseo-esperanza. No me parece nada mal. ;-) Un besón
Gracias, María. Las cicatrices son lo que son: memoria de lo perdido y, sin embargo, todavía vigente; tabula rasa imposible; final de un principio malogrado. Pura conciencia sin aderezos, y vete a saber cuántas cosas más... Un fuerte abrazo
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
Yo diría que sí porque contiene en sus círculos su edad y la vida para los demás.
ResponderEliminarDuele ver ese corte tan tremendo.
Besos y felicidad.
Es una reflexión sugestiva, teniendo en cuenta las nubes que habrá visto pasar cada anillo de esa corteza. O esa isla que ha soportado el oleaje del tiempo. También es un comentario que puede sonar a responso, porque la visión de esa cicatriz causa respeto, como si la cepa fuera en sí misma la lápida una tumba. En cualquier caso, es una imagen llena de magnetismo. Un abrazo.
ResponderEliminarIncluso puede contener la música que vence a la muerte envidiosa de armonía.
ResponderEliminarA mí me gusta mucho la imagen. Al contrario que a los demás, me parece llena de vida.
Un abrazo
Seguro que puede.
ResponderEliminarComo pueden tus palabras contener el mundo.
Un beso.
Gemma, puede, que hay mas expansión que contención.
ResponderEliminarLa aceleración es proporcional a la percepción de tu entorno. Como sabes un sencillo malabar metafórico.
Cósmico regreso.
Abrazos gravitatorios.
Sergio Astorga
Chi lo sa? Cara Gemma. Pero de las nubes se puede esperar cualquier cosa, y más si son nubarrones. Un beso.
ResponderEliminarSalud y República
Claro que sí Gemma. la verdad es que Izaskun ha dado en el clavo así que le "robo" el comentario y me sumo a él.Besos Gemma.
ResponderEliminarVuelvo a contemplar la imagen y pienso en tiempo, incluso he estado tentado de contar el número de anillos. Ese tronco talado es una autopsia del tiempo, un mapa sagrado.
ResponderEliminarUn beso.
O una enorme flor que dibujó una niña y se quemó después en un descuido...
ResponderEliminarNo, me gusta más el cielo de algodón escarchándose, y la isla perdida, y la nebulosa cósmica.
Ya sabes que a mí me gustan las cicatrices;-)
Un beso, Gemma, y buen comienzo de año.
Y tanto que puede. Ahí estás tú para constatarlo.
ResponderEliminarMe encantan las fotos de la naturaleza que remiten a otros espacios, tiempos, tamaños, siluetas.
El infinito atrapado en un pedazo de corteza o un océano profundo encapsulado en un pequeño charco que queda atrapado en la oquedad de una roca. Me pasaría horas mirando esos trampantojos.
Preciosa foto y preciso texto.
ResponderEliminarEste sino del ser humano, que siempre intenta leer en las huellas y que, ansioso, quisiera dejar las suyas para que otros las lean.
Estos anillos, cielos, islas y nebulosas, agudizan mi memoria hasta más allá de mí.
Un abrazo
Isabel, yo lo creo así. Veo las cicatrices como heridas abiertas en el pasado, cuyos efectos perduran en el presente e incluso en el futuro. Lo mismo te deseo a ti. Un beso
ResponderEliminarPedro, cuando hice la foto, el sol acababa de aparecer por entre las nubes, dándole este aspecto casi maravilloso. Como si la cicatriz recuperara, con los rayos de sol, su condición olvidada de herida. Otro beso
Freia, una herida que refulge no es cualquier cosa. Ahí está, expuesta sin aderezos, para quien quiera -y sepa- verla. Abrazos y besos
Izaskun, las palabras contienen el mundo sólo si el mundo las contiene de igual modo. (A eso aspiro, en realidad. Y en caso de no ser siempre posible, a lograr algo parecido al menos. ;-p)
Gracias, y un fuerte abrazo
Sergio, las heridas esconden nuestro significado siempre. Y ello a pesar de su naturaleza vergonzante, a veces de apariencia insignificante. Más besos
Rafa, a mí ese tronco talado me pareció entonces un gran espejo: fiel reflejo de la vida que transcurre, bella y lamentable a un tiempo. Un beso
Jaja, Marisa, muchas gracias. ¿Acaso no te parece a ti una aspiración básica? ;-p
Hay que procurarlo a toda costa, claro que sí. Abrazos
Jesús, en realidad es la pura imagen del tiempo detenido. La misma muerte. El pobre ya no va a poder contar más anillos; sólo podría hacerlo en tanto que herida sin cicatrizar... Más besos
Olga, lo sé; y de hecho, por eso mismo me alegra doblemente que te haya agradado la imagen. Un beso y feliz año para ti también, que siga sonriéndote como hace. ;-)
Araceli, en el fondo se trata de un gusto, éste de los trampantojos o de las naturalezas múltiples, que yo también comparto. Posee ecos muy cortazarianos y borgianos: el mundo dentro del mundo, disfrazado o disimulado bajo infinitas formas...
Una abraçada
María, para mí constituye esta imagen una vía de conocimiento (y de trascendencia) fundamental. Podemos observar -e incluso entender- el mundo porque éste nos contempla -y contiene- de antemano. La naturaleza como espejo y reflejo; como ejemplo y contraejemplo también. Me ha gustado cómo lo has dicho.
Un beso
Por supuesto,y de paso abrirnos una puerta a los mortales a ese
ResponderEliminaruniverso infinito,así lo he sentido,a veces,cuando contemplo el cielo.Abrazos.
Excelente, una fotografía con fuerza.
ResponderEliminarEspero que sea una mesa. Grande. Junto a la que se reúnan muchos, coman algodón escarchado de azúcar, hablen de viajes a lugares poco precisos y bromeen a asustarse con el cosmos.
ResponderEliminarY cuando digo espero, estoy diciendo deseo.
Bambú, el cielo sería, desde luego, otro trampantojo inmenso, y encima, natural: es cielo y universo a un tiempo en sus luces y tinieblas. Cuando no sueño en sus atardeceres...
ResponderEliminarUn abrabeso
Jesús, gracias, y sé bienvenido.
Nano, qué madrugador estás. Concedido tu deseo-esperanza. No me parece nada mal. ;-)
Un besón
que foto bella y triste a la vez...yo también espero, como Nano, que esa cicatriz sea un cuerpo, algo nuevo y gozoso que disfrutar...
ResponderEliminarun beso gordo!
Gracias, María. Las cicatrices son lo que son: memoria de lo perdido y, sin embargo, todavía vigente; tabula rasa imposible; final de un principio malogrado. Pura conciencia sin aderezos, y vete a saber cuántas cosas más...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
otra vez la música en la pregunta
ResponderEliminarun beso gigante de dos mil diez
¡Larilla!, besos y abrazos (gigantes, por supuesto) para ti.
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