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Ha estado desbrozando de malas hierbas todo
el camino y justo ahora, rastrillo en mano, se dispone a limpiar de hojas
muertas el sendero colindante. Cumple instrucciones estrictas del señor. Por
fortuna, el sol no va a calentar demasiado hoy, se dice para sí. A estas flores
que se desparraman como racimos de uva madura les sienta bien cierta humedad,
aunque luego sean capaces de soportar largos periodos de escasez de agua y sequedad
impuesta. La señora desprecia, por el contrario, su exuberancia. Ella es más de
lirios y amapolas. De rosas rojas con sus espinas de toda la vida, de
siemprevivas y geranios en flor. Ignora qué pueda estar causándole tanto
espanto, pero cada vez que sale al jardín, la señora evita por todos los medios
cruzarse con esa planta desbocada, de aspecto carnoso y lenguaraz. El señor, ya
lo habrán adivinado, la venera en cambio. A él parecen subyugarle esas
cabelleras teñidas de rosa palo, tan Amaranthus
caudatus; su indiscutible fortaleza y capacidad de resistencia. Siente por
ellas verdadera adoración. Mientras la señora anda de acá para allá con los
nervios de punta, visiblemente alterada, al jardinero toda esta situación se le
antoja de lo más incómoda.
..
Aviso para navegantes: he cambiado el final (" toda esta situación se le antoja de mal gusto, una desfachatez") por este otro, que sustituye el punto de vista de la señora por el del jardinero.
ResponderEliminarTu comentario me aclara. Divina adivina. Precisamente iba a buscar tu ayuda para ese "mí", que me despistaba al haber empezado en tercera persona, pero en el sentido parece que inmediatamente es un personaje quien lo cuenta. Hasta estuve pensando si sería la cresta de gallo la que se había hecho cargo de la historia.
ResponderEliminarQue los caudatus sean adorados por los señores (de tronío, si tienen jardinero) y alteren visiblemente a las señoras, que ocuparon por matrimonio una posición, más que un puesto en un corazón, es de creer.
Sobre todo si lo cuentas así, y con la foto, que parece que se esté viendo al jardinero, al señor, a la señora y a la amaranta c.
Ay, pues me pasó exactamente igual que a Nano pero a base de relecturas vi ya a al jardinero contador, el pobre, soportando la pasión del amo y los celos de la señora. La cuestión que me planteo es ¿qué le paecen al jardinero las crestas de gallo?
ResponderEliminarNano e Izaskun, tenéis toda la razón. La anterior versión empezaba con una mención explícita al jardinero, y viendo que esta otra despistaba en exceso, he recuperado el primer inicio. Gracias a pares, guapetones.
ResponderEliminarNán, jaja, la cresta del gallo es el otro nombre que recibe la flor. ¿Verdad que le viene pintiparada?
Besos
Izaskun, jaja, supongo que las apreciará en lo que valen, aunque -en rigor-, no nos importe demasiado su parecer. O al menos, no debería importarnos desde el punto de vista de la comprensión del microrrelato. ;-P
Más besos
Mmmm Buscaré las crestas de gallo por Barcelona. No recuerdo haber-las visto. De hecho es una planta de altura (por encima de los 1000metros)
ResponderEliminarComprendo perfectamente la incomodidad del jardinero. No creáis! Es una situación que se da mas a menudo de lo que pueda parecer, en la que el jardinero acaba por hacer funciones de conciliación. No es broma!
Hermoso relato Gemma
Nunca había visto esas flores. No soy de flores, tengo alergia al polen así que cuanto más lejos mejor. Mi tía tiene un montón de plantas en su balcón, las mima con tal esmero que una se queda boquiabierta al oirlo. supongo que con las plantas sucede como con las personas: las amamos o no.
ResponderEliminarPodría ser un estupendo principio para una historia más larga...
ResponderEliminarTemo por la pobre cresta de gallo más que por el jardinero, siempre buscamos un chivo expiatorio (mejor mudo), y no seremos capaces de recordar que el nombre se lo pusimos nosotros.
Un abrazo
Bueno gemma, esta entrada tiene unas connotaciones muy interesantes, muy sensuales. Una forma genial de terminar el año, ¿no crees? Que tengas mucha felicidad en el próximo, guapa.
ResponderEliminarGemma, desconocía esta cresta. Un verdadero gallo vegetal.
ResponderEliminarLa mirada de un tercero hacia los hábitos de un casal (matrimonio) son tan dispares como la desilusión de ver lo elemental que puede ser la selección del gusto.
Un abrazo viejo antes del nuevo. (lógica aplastante)
Sergio Astorga
Estoy en Amsterdam. A la vuelta os contesto despacio. Un beso y feliz 2010!
ResponderEliminarQue este nuevo año te traiga mucha inspiración, y nosotros la disfrutemos...un abrazo enorme
ResponderEliminarQue sigas regando ese hermoso jardín que tienes, y así este 2010vendrá cargadito de tus buenas historias.
ResponderEliminarFeliz año y un megamegabeso.
¡Ya estoy de vuelta! (Siento el retraso).
ResponderEliminarFra Miquel, ¿qué tal ha ido la búsqueda? ¿Diste con las Crestas de gallo? Besos, Jardinero
Annete, ¿verdad que son curiosas? Con respecto a lo que dices, incluso entre aquellos a quienes les gustan las flores, hay siempre grados y preferencias. Un abrazo
María, temes bien. El jardinero conoce perfectamente que cuanto mayor sea la pasión del señor, más grande va a ser el enojo de la señora...
Quién sabe. Podría retomar la historia de esta familia en otro microrrelato. Un beso grande
Isabel, gracias e igualmente. Me atraía la idea de contar una crisis matrimonial de forma indirecta. Yo también te deseo que el 2010 te sea tan propicio al menos como lo ha sido el 2009. ;-)
Sergio, el determinismo del gusto es siempre implacable y caprichoso, desde luego que sí. Un beso grande
Marisa, jaja. Ojalá... Un beso y feliz año para ti también
Bárbara, muchas gracias. Yo disfruto una barbaridad. Si encima lo hacéis vosotros, miel sobre hojuelas. ;-P
Más besos y buenos deseos para este 2010.