.. ..
Por la mañana la había llamado por teléfono:
-Si quieres, y tienes un rato, me acerco y te veo. Ya sabes a qué me refiero.
-Claro, pásate ahora mismo y almorzamos juntas mientras lo hablamos.
..
Sentadas en sendos taburetes tras la barra americana de la cocina, removían al unísono dos tazas de café con leche, humeantes y oloroso.
-¿Un trozo de tarta?
-Vale.
..
Y entonces, mientras la otra partía la tarta por una mitad demasiado engañosa, se persuadió de que no había remedio.
A la hora de la siesta, procurando no hacer ruido, recogió sus cosas y se marchó para siempre, en un viaje largo, sin retorno.
..
Enigmática ruptura y dulce despedida. ¿Se me escapa algo? Abrazos.
ResponderEliminar¿Qué "extrañas razones" se esconden detrás de un gesto aparentemente sin importancia para llevarnos a veces a tomar decisiones que nos marcan sin remedio y para siempre?
ResponderEliminarQuizás cuando ya no hay palabras simplemente es porque no hay nada más que decir.
ResponderEliminarUn saludo.
-------
http://www.terceraopinion.net
Quien no es capaz de compartir de verdad una cosa tan nimia como un trozo de tarta, es que quizá no está dispuesto a compartir más cosas. Y entonces es mejor valorar si merece la pena continuar con un proyecto común.
ResponderEliminarSalud República y Socialismo
Mega, hoy no es malabar, es crucigrama. Apuntamos a la despedida y su variantes.
ResponderEliminar*Decir o hacer.
*Contar y arrepentirse.
*Huir y olvidar.
Abrazos.
Sergio Astorga
Esa tarta "engañosa"...¿es la clave que lleva a la ruptura?..¿el motivo aparente para tomar esa decisión?...Inquietante.Abrazo Mega.
ResponderEliminarInquietante. Conozco las despedidas rompiendo el cristal de uncuadro de un puñetazo. Conozco las despedidas abrazados y llorando a moco tendido. Pero reflexionar que la tarta partida en dos mitades es engañosa y huir, abandonar sin palabras ni exabruptos, me produce un miedo espantoso.
ResponderEliminarClaro que eso es lo que busco al leer, conocer las experiencias de lo "otro".
Me dejó un regusto inquietante. Uno de esos relatos que invitan a una relectura inmediata y llevan al lector a continuar la historia en su cabeza.
ResponderEliminarMe gustó la expresión "la otra partía la tarta por una mitad demasiado engañosa".
Me ha partido el alma.
ResponderEliminarQué dolor me ha quedado, no se que me has hecho.
Me da pena irme.
En gestos tan aparentemente nimios como cortar una tarta de forma engañosa, se encuentra muchas veces el origen de actos sumamente trascendentales.
ResponderEliminarAntonio, no se te escapa nada, creo. Beso
ResponderEliminarFreia, decididamente el ser humano es así de ¿complicado?, de ¿misterioso? Vete a saber por qué. Otro beso
Tercera opinión, supongo que, a veces, la falta de diálogo es producto de haber tomado ya una decisión, sí. Un saludo
Antonio, estoy de acuerdo contigo. Por ahí iba justamente la idea del micro. Un abrazo
Sergio. Aunque esté de acuerdo con los binomios que propones, en ocasiones decir (o no decir) ya es hacer; arrepentirse no es necesariamente contar, y huir puede conllevar -con suerte- el olvido. En suma: hay tantos finales como posibilidades combinatorias permitan. Abrazos
Doña Bambú, en parte sí. Digamos que la historia del micro está sumergida en los pensamientos, y que el narrador sólo describe sus actos. De acuerdo con ello, el momento de la tarta se correspondería con una revelación.
Besos
Nano, sí, quería que fuera inquietante cuando menos. Seguramente, porque se trata de una ruptura "consciente", deliberada, aun cuando le parezca que no va a poder realizarla a menos que desaparezca para siempre.
Besazo
Viajero, gracias. Eso mismo me propuse: causar estupor, e inquietud (incluso algo de desazón). Todo el relato gira en torno a esa frase, en efecto. Un abrazo
Ika-Dori, es sólo ficción, mujer.
Pero me lo tomo como un cumplido. Y gracias por tu comentario.
Araceli, así es. Lo que pasa es que estamos tan abotargados que ya no sabemos interpretar multitud de señales. Un petó
Uf, a mí me pasa, es como si quisieras poner toda tu buena voluntad en no ver algo de alguien y seguir dando oportunidades y cada gesto de cada acto de ese alguien te vuelve a decir lo que ya sabías. Y no. Si ya lo sabes, para qué preguntar más.
ResponderEliminarMe ha parecido claro como el agua.
Y con la tarta no se juega.
Besos, Mega.
Qué capacidad de síntesis (síntoma de inteligencia, desde luego.-)
Qué dura estás, Mega, qué triste realidad la de quien es mezquino en lo cotidiano. Ojalá que el largo viaje le deparé mejores compañías.
ResponderEliminarUn abrazo.
Izaskun
Mega, ja t'ho han dit tot. La frase que és el nucli, que en acabar, el tornes a llegir amb avidesa, i tu també has donat explicacions molt útils: el narrador no descriu el monòleg interior.
ResponderEliminarPer tant, jo només et diré que m'ha agradat molt.
Olga, a veces el lenguaje se revela mucho más engañoso que cualquier gesto humano, cierto.
ResponderEliminarIzaskun, tal vez ese tono medio amargo proceda de la sospecha de que, a menudo, somos más mezquinos de lo que estamos dispuestos a reconocer...
Txell, el pastís és l'espurna que justifica no només l'actuació del personatge, sinó també el mateix desenllaç del microrelat. Moltes gràcies.
Abrazos
y sin embargo hay complicidad...ya sabes a que me refiero...y quizá por eso los trozos de tarta significan para ella mucho más que para el resto de nosotros (testigos impertinentes de la escena)...
ResponderEliminarun abrazo
Desde luego que sí, María. Como bien dices, nosotros somos tan sólo meros observadores impertinentes de la escena. De ahí -en parte- que no quepa preguntar...
ResponderEliminarUn besazo