El ojo de cristal
......
Aquel ojo de cristal tenía la transparencia y el brillo de una mirada límpida y sin dobleces, diáfana de puro fulgor. Tanto era así que él la seguía amando, única y exclusivamente, en virtud de aquel ojo falso de perlas nacarado, y no del otro sano y verdadero que le quedaba, auténtico, sí, pero absolutamente vulgar. ..
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Esta entrada es Kavafis total, Gema. Enseguida me han venido a la cabeza sus "Flores artificiales":
ResponderEliminar"Amo las flores artificiales -gloria del cristal y del metal-
con sus indeseables, incorruptas, fatales formas.
Flores de soberbios jardines de otros mundos
donde residen la contemplación, el Ritmo y la Sabiduría".
Saludos.
Un amor así quiero yo, claro que sí Mega.Abrazos.
ResponderEliminarOlga empieza poniendo el nivel alto. A mí me ha recordado al micro de Tomeo, a aquello tan genial de "Ya sabes que te prefiero tuerta, Manuela". Los caminos de la literatura siempre convergen. Un beso.
ResponderEliminarMega, a tales alturas no llego y solo por contraste me acuardo de un corrido popular, el de Porfirio Cadena.
ResponderEliminar"Ay viene el ojo de vidrio gritaba el pueblo asustado
y a las mujeres buscaba mirando por todos lados
dejaba pueblos enteros llenos de puros colgados".
Como comenta Antonio, los caminos convergen y divergen. Tu texto lo provoca a cada linea.
Un abrazo, otro, no se cual.
Sergio Astorga
Que nos amen tanto, y justamente por aquello que tanto nos acomplejó...¿qué más se puede pedir?
ResponderEliminarMe ha encantado. Lo he leído varias veces y cada vez me gusta más. Para mí es síntoma inequívoco de que es un microrrelato buenísimo.
Nos fiaremos del azar puro, nunca manipulado, inesperado, impredecible. Como esta perla que escribes, amiga meiga Mega.
ResponderEliminarMuxu bat.
Un texto muy sugerente, Mega.
ResponderEliminarHuuumm... El atractivo de lo artificial que imita (y supera) a lo real. Quizá demasiadas veces, nos dejamos seducir por maravillas de la técnica o del arte (artificiales, al fin y al cabo) precisamente porque parecen de verdad y, sin embargo, no valoramos las maravillas naturales a las que imitan.
..."tenía la transparencia y el brillo de una mirada límpida y sin dobleces, diáfana de puro fulgor." Sencillamente, genial. Deben existir pocas miradas así.
Muchos besos.
Le he dado muchas vueltas al relato, me parece hipnótico, y que puede tener varias lecturas , pero para mí, sobre todo, !que bien, poder liberarse de los prejuicios maniqueos!.
ResponderEliminarLo perfecto no tiene historia, lo defectuoso lo es cada uno a su manera.
ResponderEliminar(creo que le he robado algo a alguien)
¿Y cómo no amar lo que nos diferencia?
Olga, como dice Antonio, ¡qué referencia más noble! Ciertamente, a veces los objetos inanimados se vivifican... Lo que no sé es si ello responde al misterio de quien mira o al objeto en sí. Un abrazo
ResponderEliminarBambú, saber apreciar lo defectuoso e imperfecto (aquí representado por ese ojo de cristal) es sin duda señal de grandeza. Besos
Antonio, sin duda Javier Tomeo estaba ahí como trasfondo. Ese microrrelato en el que, en mitad de un diálogo cotidiano entre los miembros de una pareja, él le pide a ella que se desenrosque el ojo y se lo dé, es de antología... Acaso también haya tenido en cuenta ese aprecio ramoniano por los objetos aparentemente inertes. Abrazo
Sergio, jaja. Los caminos, en efecto, convergen y divergen y está bien que así sea, ¿no te parece? Me pareció gracioso el corrido. Un beso
Araceli, gracias. Eso me propuse reivindicar: el valor de lo imperfecto, y hasta del defecto.
Un abrazo
Joseba, en ocasiones lo que nos disgusta es valorado por el otro con menos severidad, sí. Beso
Luisa, lo que nos distingue puede dignificarnos también, o eso pensé cuando me imaginé a un hombre amando a una mujer "herida". Un abrazo
Doña Sigma, esa es, justamente, la lectura principal; en efecto, las cosas no son sólo blancas o negras. Beso
Nano, desde luego que sí. Ese hombre amaba su historia, y de ahí que la quisiera incompleta.
Y sí de nuevo: ¿cómo no amarlo, sobre todo cuando es algo tan íntimo y a la vez visible?
Besazo
Me ha gustado mucho, Mega. Tiene algo hipnótico y terrible. Un micro de gran fuerza.
ResponderEliminarGracias, Herman. El amor como fatalidad, por qué no. Aunque la imagen también tiene lo suyo...
ResponderEliminarExtraordinario texto, Mega. Fantástica imagen, también, pero amar lo no vulgar incluyendo esa mirada nacarada es sublime. Fíjate yo me fui a Palinurao, pero sólo por lo del tuerrto.
ResponderEliminarUn abrazo.
ummmm. Me encantan los ojos joya, y por descontado, este relato tuyo. Un abrazo,Patro.
ResponderEliminarPues a ti, Izaskun, te ha salido un aforismo precioso: "Amar lo no vulgar -incluyendo esa mirada nacarada- es sublime". ;-P
ResponderEliminarBeso
Pat Rizia, bienvenida otra vez (y siempre). Lo cierto es que a mí me encantan todos tus relatos.
Un abrazo de vuelta