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Bastó verla en mitad de la calle apenas un segundo, las mismas alas desplegadas de algodón esponjoso y reluciente que solían arroparlo ya casi todas las noches, para reconocerla de inmediato.
-¿Qué haces aquí, si puede saberse?, dijo él abrumado, mientras en vano trataba de cubrir con el abrigo sus arrebatadoras alas fulgentes.
-Esta madrugada andábamos discutiendo algo crucial, ¿recuerdas?, y de pronto, con los primeros rayos de sol te esfumaste. No vuelvas a hacerlo.
Y aunque él trataba de recordar, más azorado que nunca, por qué absurdo motivo habrían tenido que reñir horas antes, cayó rápidamente en la cuenta de que no había nada que hacer, de que sus sueños no alcanzarían a tener jamás la textura del algodón, pues estaban hechos de otra materia más lábil y putrefacta, compuesta a base de huesos, tendones y venas de grosor distinto. Tras despedirse de ella, emplazándola a un nuevo encuentro aquella misma noche, supo que ya sólo era un hombre abatido más.
martes, 9 de diciembre de 2008
Piel de ángel
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
¡Tremendo!
ResponderEliminarFelicidades y abrazo.
Izaskun
Mega, es verdad la meteria resbalosa y putrefacta no alcanza la sutileza de las imágenes soñadas.
ResponderEliminarCoincido, soy un hombre abatido más.
Sergio Astorga
¿Sabes que este es bueno, bueno, bueno?
ResponderEliminarLas derrotas son un material excelente cuando se cuentan como es debido.
Qué hermoso relato, Mega, triste, como todo lo bello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que da una rabia que los ángeles te dejen con la palabra en la boca en plena discusión...
ResponderEliminarEsto es poesía aunque esté en prosa, so tramposa (toma pareado).
Un abrazo con alas.
Nunca se puede discutir con un ángel guardián a la mínima te deja plantad@..
ResponderEliminarY sí, están hechos de otra pasta...
Una abraçada, Mega!
Y eso que el hombre aún no había averiguado que los ángeles no tienen sexo.
ResponderEliminarSi el otro día celebraste mi "nalgatorio", hoy hago lo mismo con tu "lábil".
(Vaya habilidad la tuya la de "robar" historias de los escaparates)
Izaskun, tremendas gracias. ;-)
ResponderEliminarSergio, y en eso estamos, resistiéndonos a la verdad. Un abrazo
Nano, las derrotas son el pan de cada día... la mayor parte de las veces, aunque nos cueste admitirlo.
Araceli, lo triste resulta hermoso cuando participa de la nostalgia. Beso
Bárbara, a mí me pasa a menudo, jaja. En cuanto a la naturaleza poética de este micro en particular, el mérito es del ángel.
;-) Beso alado
Selma, en efecto, se trataba de un ángel de la guarda... Siempre tan estrictos, ellos... Una altra per a tu
Viajero, es probable que el ángel custodio que Dios le tenía reservado a nuestro personaje fuera una Ángela; al menos así lo pensé al ponerle la foto, jaja. (Y todavía hay más... Aquí, en Berlín, los escaparates son una mina). Un abrazo
Mega...¿puedo abusar de ti y pedirte que me digas si entendiste mi último relato tal como yo lo tenía planteado? Hay diversas opiniones en los comentarios a ese texto y creo que posiblemente haya algo que no acabe de funcionar.
ResponderEliminarGracias
Qué rapidez! Eres un sol.
ResponderEliminarBesos
"Un hombre abatido más"... Tremendo final, desesperanzado. Y sin embargo, ha sido capaz de imaginarse alas de algodón. Muy triste y bello al mismo tiempo. Besos.
ResponderEliminarEstupendo micro. Estoy seguro de que a Rafael Pérez Estrada, experto en ángeles, le habría gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas veces somos conscientes demasiado tarde de haber estropeado algo sin remedio. Y ya no hay forma de arreglarlo. No hay vuelta atrás. Y los sueños inalcanzables, los que nunca veremos realizados, son efectivamente muy estrictos. Como los ángeles de la guarda.
ResponderEliminarÚn ángel de la guarda como Dios manda es para la noche. Si no fueran estrictos, los querríamos al lado todo el rato...y eso no puede ser. Se tendrían que convertir en otra cosa y lo primero en desaparecer serían las alas de algodón.
ResponderEliminarMuy bonito.
Isabel, me gustó la idea de materializar al propio sueño. Así, sólo tras encontrársela en la calle, en igualdad de condiciones, se daría cuenta de que los sueños sueños son.
ResponderEliminarHerman, a mí sí que me encantaría que a Pérez Estrada le encantara. ;-)
Freia, los sueños inalcanzables, como bien dices, son los más estrictos, sin duda.
Olga, jajaja. No te falta razón. ¡Qué sería, entonces, de ellos (y de nosotros)!
Fuertes abrazos a todos
El amor es el deporte de los ángeles (Proust)
ResponderEliminarGeneralmente,los angeles mutan..abandonando su suavidad nos sorprenden y abandonan..son así de juguetones.
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