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Mientras aquellas maniquíes le parecían al chico profundamente humanas, a la joven se le antojaban recién salidas de una parada de monstruos.
-¿Pero de veras no ves lo tiesas que están? ¡Si parecen un par de brujas!
-Yo sólo veo su profundo cansancio, dijo él, insistiendo en el asunto.
-A veces me parece que salgo con un tonto de capirote, remachó ella, disgustada, mientras decidía no dirigirle la palabra el resto del día.
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Pues las dos cosas, tiesas y cansadas. Se las ve de las dos formas. También tristes, sin vida.
ResponderEliminarUn beso.
Salud y República
Perfecta referencia a la parada de los monstruos pero, sin que sirva de precedente, me sumo a la consideración del terrible cansancio que las posee. (Y eso que no vemos la cara de la chica sentada).
ResponderEliminarAbrazo con cansancio y sin tiesura.
Izaskun
Muy humanas no parecen, pero tampoco unas brujas, les falta la berruga en la punta de la nariz a no ser que sea en sentido figurado. Lo que si parecen es un poco aleinigenas.
ResponderEliminarSalud, República y Socialismo
A veces los maniquís parecen adquirir una extraña vida. Quién sabe si hasta podrían tener corazón... Besitos.
ResponderEliminarGemma, los celos se despiertan desde cualquiere aparador. Lo que es que importa es que el acompañante nos mire.
ResponderEliminarUn abrazo de almacen.
Sergio Astorga
Rafa, pues tienes razón, como siempre. ;-) Al final no pude resistirme, y las fotografié: sea como fuere, me parecieron terriblemente humanas. Un beso
ResponderEliminarIzaskun, puestos a escoger, yo las veo más cansadas (o alienígenas, por decirlo a la manera de Antonio) que brujas, pobrecillas. Aunque a lo mejor lleva razón Rafa y tienen una naturaleza doble, quién sabe. Un abrazo fresco, propio de estos fríos
Antonio, en efecto: lo decía en sentido figurado. Aunque también comparto contigo su condición de alienígenas (y la nuestra, claro, jaja). Un beso
Isabel, a mí me pareció que estas dos jóvenes sí lo tenían. Por eso la foto. Lo del micro fue, en realidad, una burda excusa para sacarla, jaja. Beso
Sergio, muy cierto lo que dices. Por lo demás, el micro apunta en esa misma dirección: ellos dos no son menos maniquís (menos bruja la una, menos cansado el otro) que las propias maniquís...
Un beso grande
Mirar las caras de los maniquíes me parece que encierra algo perverso (y no seré yo quien tire la primera piedra en cuanto a perversiones).
ResponderEliminarSe puede acabar como el de la canción de Serrat.
Y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas. Donde vienen a verme mis amigos. De mes en mes. De dos en dos. Y de seis a siete.
Por aquí resulta tan común sacar a la calle a todo tipo de maniquís, que lo cierto es que cuesta no considerarlos casi humanos... (Algunos, hasta juraría que han conquistado la categoría de buenos vecinos). ;-P
ResponderEliminarBeso
independientemente de los maniquís me gusta mucho la conversación de la pareja... tiene un algo de conversación robada que me encanta
ResponderEliminar(dios mio Mega, qué fecunda eres...llevo una semana sin pasarme por aquí y hay taaaaanto...me pongo las pilas...)
besos
Me ha ocurrido como a Nán. Se me ha venido a la cabeza al protagonista de la canción de Serrat, bailando un vals bajo la lluvia con aquel maniquí del que se había enormado...
ResponderEliminarA mí los maniquíes me producen fundamentalmente desazón.
María, menos mal que no eres tú... por el mostacho, jaja. Eso mismo me propuse: reproducir una conversación (común y corriente, y sin embargo, plagada de señales) de una pareja como tantas...
ResponderEliminarFreia, en general producen desazón, es cierto. Pero a mí me gusta fotografiarlos a lo largo del tiempo y ver cómo van cambiando a través de esas pequeñas alternaciones (de ropa, de posición, etc). Te aseguro que terminan cobrando vida.
Besos