lunes, 21 de julio de 2008

Vidas paralelas

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Desde hacía algún tiempo, el tercer personaje del segundo párrafo trataba de zafarse de una trama que se le antojaba engorrosa y hasta agobiante, digna de alguien de menor consideración, con el mismo afán con que el dueño de su destino, el autor propiamente dicho, buscaba por todos los medios someterlo a la severa ficción de aquel relato.
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Mientras el sujeto de papel aspiraba a recibir un trato acorde con el estatus recién adquirido, no en vano había logrado a espaldas del narrador escalar posiciones como si de un Julien Sorel se tratara; el escritorzuelo, en su torpeza manifiesta, pretendía liquidar deprisa y corriendo una historia compleja de vidas paralelas, poniendo en peligro los deseos del personaje, y valiéndose de ridículos ardides, sin considerar ni su adecuación, ni la más mínima verosimilitud con respecto a los hechos narrados.
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Así de crispados andaban los ánimos cuando, de repente, sucedió lo imprevisto: sus anhelos irreconciliables se cruzaron en un plano de imposible intersección. Para entonces, ambos se hallaban en el mismo punto muerto: el hombre de acción, partidario del universo de la mímesis, trataba de elevarse de cualquier modo, en tanto el acérrimo defensor de una diégesis sin fisuras buscaba cortarle las alas al personaje insolente del segundo párrafo.
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El tumulto que armaron a raíz de aquel encuentro fue tal que parecía que un rayo del cielo les hubiera caído encima con toda la furia de los dioses. Pasado un tiempo razonable, empezaron a actuar como si les moviera una misma pasión. Como si aquel rayo fiero, en realidad, los hubiera fulminado de amor.
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15 comentarios:

  1. Mmm... Fulminar de amor, ¿eh? No sé si me fío mucho de eso. El escritorzuelo al que usted hace referencia no tendrá contratado a un negro que conspira durante los Idus de Marzo, ¿verdad?

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  2. Personaje rebelde y autor pertinaz que convergen en un cruce de caminos y, siquiera por un instante, se entienden. Posiblemente hagan planes de futuro a partir de entonnes. No sé, Mega, cuál de los dos me inspira más afecto. Como siempre, tus relatos son tan imprevisibles como certeros en sus dimensiones y resolución. Saludos.

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  3. Carmen, jaja. Hay quienes caen más fulminados que otros, sin duda.

    ;-P

    Antonio, ¡qué bien que te haya gustado! Me pareció divertido juntar a un personaje profundamente vitalista con un autor tan misántropo, jaja. En el fondo, creo que hasta forman una pareja complementaria. De amor sólido, además.

    Abrazos

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  4. Cierto, Mega, es la típica historia de "chico encuentra chica", pero aquí es "personaje encuentra narrador". Me imagino las noches espesas del segundo, mientras el primero se había hecho fuerte en unas neuronas del narrador y desde allí envíaba todo tipo de mensajes, lo sometía a todo tipo de presiones, hasta que al final el narrador acabó por pensar que era un amor a primera vista y le dedicó una trilogía.

    Así andamos por la vida, creyéndonos dueños de nuestros actos.

    Snif, snif.

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  5. Apreciada Mega; yo estoy de parte del personaje. Puesto que estamos en el ámbito de la literatura. ¡Rompamos toda lógica encorsetada!. ¡Liberémonos al menos en este territorio de la magia!. Al fin y al cabo hay algo de rebelión (inconformismo) en eso de que el personaje haga valer su propio ritmo interno. Algo así como en "Niebla" de Unamuno donde se alza en contra de la muerte que le tiene preparada el autor.

    Un abrazo Mega; te deseo un feliz verano. Yo estoy en busca de "Seis personajes...." que al menos se conformen con un autor (editor) de andar por casa y así dar algo de vidilla a mi blog que padece una sequía de ideas.

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  6. También yo, como escritorzuelo, muchas veces tengo la sensación de estar privando al personaje de sus posibilidades reales, la certeza de no extraer todo su potencial.
    Pobre, el personaje.

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  7. Coño...acabo de aprender que significa diégesis ( las referencias a la wiki estaban bien pensadas, a un tarugo como servidor le ha servido de mucho este ligero saltito cibérnetico a la sapiencia)...

    Lo que me tiene intrigado es esa imagen de Sigfrido con el casco de lo rei nostre senyor Dom Jaume I y barba de dos días que sale ilustrando el post...señor, estamos rodeados de Wagnerianos por todas partes.

    Un abrazo Mega,

    PD..si yo fuera personaje también estaría mosqueao, vamos que sería un trepa de tomo y lomo, habráse visto....

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  8. Como todo el mundo, he intentado varias veces escribir una novela. Y el problema es que mis personajes rara vez se escapan del papel. Lo cual me aburre soberanamente. ¡Qué envidia la de ester autor, a tortas con su personaje!

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  9. ¿He oído Sigfrido?...¿Dónde, dónde?
    ¡Ah mi querido escritor ha encontrado la horma de su zapato y el amor lo ha pillado desprevenido...
    Me ha encantado la historia y como ha dicho alguien, lo cierto es que he tenido que repartir mis simpatias entre personaje y autor y mira que con tu/mi escritor soy yo poco objetiva...
    Lo dicho, reitero lo que te escribí en mi blog.
    Un abrazo Maga Mega
    PS Dígale a don Daro que si está algo escaso de ideas, podía escribir una de esas deliciosas crónicas que borda como nadie.

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  10. Esa dualidad está la fórmula de cualquier texto casi inevitablemente.
    Somos lo que escribimos?...
    Beso creativo.

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  11. Nán, jajaja. Me ha encantado eso de que "se hizo fuerte en unas neuronas del narrador". Muy cierta tu conclusión. Yo también creo como tú que la vida decide por nosotros principalmente.

    Dardo, muy buenas. En efecto, Pirandello y Unamuno andan por ahí escondidos, dejádose ver entrelíneas, jaja. Así que tú estás de parte del personaje... ¡Me parece muy bien que, "al menos", la magia sea libre! ;-P

    (PS: Como dice Freia, te basta echar mano de tus desternillantes crónicas de juventud, para lograr un lleno absoluto.)

    Viajero, así que también tú estás a favor del personaje, bien, bien. Estoy de acuerdo contigo: al personaje de ficción hay que dejarlo crecer.

    Jaja, Fritus, ¡otro partidario del personaje! No te falta razón: él es el eslabón débil de la cadena...

    Manuel, ¡por fin un defensor del escritorzuelo! En efecto, también él es digno de compasión... ¿Acaso no se desvela por lograr que la historia marche bien? Además, él es el último responsable, el único que va a tener que rendir cuentas. ;-)

    Freia, ya sabía yo que te metía en un compromiso, jeje. Tanto tú como Antonio os habéis compadecido de ambos. Lo sabíaaa... ;-P

    Víctor, en efecto: la dualidad nos define desde el momento en que el ser humano tiene que elegir (cuando elige).

    Besos y abrazos varios

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  12. Víctor, en relación con lo que dices, fue Borges y luego Piglia quienes dijeron aquello de que un relato debe de contar siempre dos historias: una evidente y otra sumerjida.

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  13. Un relato sugerente y complejo. Sin duda, me pongo de parte del personaje rebelde. Su anhelo de libertad me parece sagrado, y el autor no debería cortarle las alas en ningún caso. Me temo que ese escritorzuelo con tendencia a la tiranía ha engendrado un personaje superior a sí mismo, con quien no sabe lidiar. El autor que no escucha a sus personajes y les impide desenvolverse con soltura, anulando cualquier posibilidad de que cumplan con su destino, resulta ciertamente antipático. Aunque veo que al final abres una puerta a la esperanza. Ojalá el milagro del entendimiento se produzca. Me ha encandilado tu narración. Un saludo, Mega.

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  14. Mega mítica
    (qué desbordante imaginación tienes).

    Un abrazo

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  15. Herman, dices: " Me temo que ese escritorzuelo con tendencia a la tiranía ha engendrado un personaje superior a sí mismo, con quien no sabe lidiar". Muy cierto. La rebelión contra el padre que encarna este personaje no hay quien la pare.

    (Lo honesto sería que el escritorzuelo le cediera el protagonismo al personaje, tan arrollador él, jaja.)

    Saludos agradecidos

    Lara, jaja; como siempre, un placer tenerte por aquí. Abrazos de vuelta.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"