viernes, 1 de agosto de 2008

Un crimen ejemplar


“Donde dice:
La maté porque era mía.
Debe decir:
La maté porque no era mía”.
Crímenes ejemplares, de Max Aub
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Está muy claro, señor juez: ella era muy guapa, incluso demasiado. Y la pobre no iba a dejar de serlo, ¿no es verdad?
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Si quiere que le sea franco, juraría que hasta me sentía yo más acojonado que ella. ¿Me creerá si le digo que bastaba verla un segundo para que el tiempo se volviera del revés, denso y espeso como una bechamel, grumoso? Un verdadero infierno, se lo aseguro.
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No podía seguir así. Tiene usted que entenderlo...

15 comentarios:

  1. ...O "La maté para que no fuera de nadie más..." y ahorrarles a otros este infierno... ¿Lo entenderá el juez?


    Una abraçada.

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  2. Ya, y el juez se lo creyó, no? Sociedad del patriarcado se llama eso.

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  3. el juez se lo creyó y con el tiempo acabaron por construirle una estatua...

    "Al que nos libró del infierno..."

    un beso!!

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  4. Y zas, se la carga en un pis-plas, lo de la bechamel no tiene desperdicio jajaja.

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  5. Queridos todos:
    He modificado el primer párrafo.
    Antes decía: "Está muy claro, señor juez: era demasiado guapa. Además, la pobre no iba a dejar de serlo; no tuve más remedio, ¿sabe usted?", por este otro más velado:
    "Está muy claro, señor juez: ella era muy guapa, incluso demasiado. Y la pobre no iba a dejar de serlo, ¿no es verdad?".

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  6. ¡Vale le ha hecho un favor a ella!... será definitiva y eternamente un cadáver exquisito... ;-)

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  7. ¡Pobrecillo! Espero que el juez le entienda y le meta en la cárcel toda su puta vida.

    Salud y República

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  8. La convicción del individuo explicandose es alucinante y en las vistas de la vida real ocurre también Justificar nuestros actos ante los demás es innato, la culpa pesa demasiado.
    Besos creativos.

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  9. Has descrito la justificación de cualquiera de los múltiples crímenes pasionales que tanto justificaba la sociedad española de la larga noche oscura.
    Pero de mejor manera que hicieron y hacen los criminales que piensa que la mujer es una propiedad del hombre.
    Salud, República y Socialismo

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  10. Y la pobre no iba a dejar de serlo, ¿no es verdad?...
    ¡Qué miedo dan esas palabras!..
    Me alegro de que hayas cambiado el primer párrafo. Me gusta mucho más así.
    Me ha encantado la imagen del tiempo, denso, espeso y grumoso como una bechamel...

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  11. Las pasiones humanas no saben de razón...

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  12. Veo que empiezas el mes de agosto animadita, ¿eh?

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  13. Selma, lamentablemente se trata de una pregunta retórica, ¿no es cierto?

    Carmen, pues sí, algo parecido ocurre con algunos jueces, que tienen un sentido de la justicia muy peculiar.

    María, por ahí justamente anda la cosa... El absurdo social en que vivimos erige a diario estatuas a jueces dudosos o, lo que es igual, les permite que gocen de una respetabilidad y de un prestigio social totalmente inmerecidos.

    Maria Eugènia, pues sí, en un pis-pas... Lo de la bechamel, o falta de claridad respecto a lo que está bien o mal, resulta hoy en día demasiado general...

    Selma bis, ¿ironía trágica?

    Rafa, yo también lo querría, aunque demasiadas veces no sea así...

    Víctor, en su caso no sé si pesa la culpa o el querer justificar un hecho que el asesino considera previsible de tan natural, pero sea como fuere, se propondría -como apuntas- ganarse la complicidad del juez para librarse de una pena que él mismo intuye severa (y segura)...

    Antonio, todavía nos gobiernan demasiados jueces procedentes de la noche de los tiempos, tan oscura y larga que da miedo...

    Gracias, Freia. A mí también me parece que ahora está un poco mejor. ;-)

    Magda, no saben de razones, sino de rinrazones, qué duda cabe...

    Manuel, jaja, ¿te das cuenta de que eres capaz de hacer reír incluso en situaciones algo comprometidas, quiero decir, difícilmente risibles? ;-)

    Besos y abrazos a placer

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  14. Sí señora, ahí le has dao bien dao. Llevo años discutiendo con los bienpensantes, incluso algunos decían que en otros tiempos pasaba pero no salía en la prensa.

    Pues no, a mi propiedad no la mato. Si tengo toda la vida para destrozarla a mi gusto. Es ahora, cuando la mujer ya no es mía, cuando puede rehacer su vida, cuando lo hago.

    ¿Sabes lo que más me ha gustado del micro? Que sea solo ese trocito de la declaración. No me importa si luego el juez esto o lo otro. Ese trocito tan importante en donde están todas las razones. Tantas, que el tipo no se arrepiente de nada y confía en que le van a entender.

    Que lo dejes ahí, con esa convicción abrumadora. Si apareciera el juez abominando de lo que ha oído, o comprendiendo, sería una historia diferente.

    Las razones del asesino en 10 ó 12 líneas, perfectamente trazadas. Y saber que esa es la razón única de cada asesinato.

    Y que cada muerte así es el precio de la libertad ganada, de que ya no sois de nadie.

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  15. Nán, te encantaría el libro de Max Aub que aparece en la cita. Tiene pocas páginas y, aun así, lo fue ampliando a lo largo de su vida. Si te gusta el enfoque, el mérito es de Aub; el mío reproduce el mismo tono insolente y la confesión desnuda de diversos asesinos ficticios que este escritor español exiliado en México se propuso catalogar. El resultado, en efecto, es el que dices: no existen razones; sólo una única sinrazón: la del absurdo.

    Que los asesinos arguyan sinrazones entraría dentro de lo previsible, pero que a estas alturas todavía haya gente dispuesta a justificar determinados crímenes (sexuales, terroristas...) entra ya dentro de la desfachatez y el delirio.

    La cuestión es muy simple: siguen muriendo mujeres, ergo no se hace lo suficiente para evitarlo.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"