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Para Javier Puche y Carlos González Zambrano,
evocadores, convocadores ambos,
de inefables fantasmas
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La mujer que amé se ha convertido en fantasma.
Yo soy el lugar de las apariciones.
Juan José Arreola, "Cuento de horror".
La mujer que amo me trata como a un vil fantasma. Cada vez que la convierto en musa de mis ensoñaciones, huye despavorida.
Hermoso texto, Mega.
ResponderEliminarY una alegría la dedicatoria.
Los fantasmas nos rondan a todos últimamente, lo cual no deja de inquietarme. Quizá nos utilizan como intermediarios para escribir su tenue obra.
Emocionados besos.
(En mi blog he contestado a tu pregunta sobre la disyuntiva sus/las en el cuento de Arreola)
Arreola-Mega o variaciones fantasmales, con Herman de enlace. Esto de los blogs tiene sus cosas... Buena entrada. Como en mis fuegos fatuos: brevedad y fulgor.
ResponderEliminarmuchos fantasmas nos rondan, qué bien. Patro
ResponderEliminarAviso para navegantes: He modificado la oración "Cada vez que le voy con el cuento de que ella es la musa de mis ensoñaciones" por "Cada vez que la convierto en la musa de mis ensoñaciones". Me parecía que, así, se ajustaba mejor al cometido del título.
ResponderEliminarMe alegro de que te agrade, Herman. Me pareció estimulante seguir versionando el inmenso micro de Arreola.
ResponderEliminar(También el tiempo, con su nubosidad variable aunque persistente, acompaña lo suyo.) Un abrazo
Antonio, ¿no te parece asombroso que, a la brevedad y fulgor del micro de Arreola le debamos, precisamente, el inaudito hechizo de no agotar nunca su sentido? Un beso
Pat, bienvenida al blog. Ya he visto que tú también versionabas el micro, jajaja. Me ha gustado muchísimo tu propuesta.
Megadoble, te prodigas demasiado. ;-P
Saludos cordiales
Me encantan los fantasmas Mega, estamos rodeados de ellos.
ResponderEliminarVaya, Mega. Se despista uno el fin de semana y mira con lo que se encuentra a la vuelta.
ResponderEliminarTe agradezco la dedicatoria, y más el cuento que la acompaña. Un texto sugerente, que conserva el encantamiento del original.
Como bien dices, el cuento mínimo de Arreola no se agota.
Grande Arreola.
Besos agradecidos.
Como la vida misma. Quizá por eso escribimos en los blogs.
ResponderEliminarMaria Eugènia, ¿acaso no somos también nosotros pobres fantasmas, desde el punto de vista de la dilatada perspectiva de la Historia..., y ya no digamos del Tiempo?
ResponderEliminarViajero, pues a mí tu micro fantasmático me ha parecido de lo mejor que (te) he leído últimamente.
Nán, en efecto, "como la vida misma", tan ficticia ella en realidad, tan escurridiza...
Saludos cordiales