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Tras comprobar que el tiempo seguía surcando, indolente, su rostro de nácar, cogió el cepillo como hacía todos los días a la misma hora y estuvo peinando su hermosa cabellera por espacio de varios minutos. Absorta como estaba en ese gesto cotidiano de repasar, una y otra vez, las ondas rebeldes de su pelo de plata, se adentró sin darse cuenta en las sinuosas aguas del espejo.
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De nuevo volvía a toparse con aquella anciana que le hacía señales a lo lejos para que la siguiera. Esta vez, sin embargo, no dudó. A decir verdad, la mujer, ahora se daba cuenta, tenía un rostro que le resultaba sumamente familiar, sus mismos ojos, su color.
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En el breve lapso de un soplo, creyó adivinar la identidad fugitiva de aquella figura, tan venerable. Sin más dilación, interrumpió su tarea de peinarse y dejó el cepillo sobre la cómoda. En las líneas profundas de su piel ajada reconocía, al fin, la belleza inmutable de lo antiguo.
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¡Qué hermoso! Asumir el paso de los años y la vejez no siempre es fácil; a veces es hasta doloroso.
ResponderEliminarAl menos el reconocimiento parece haber sido sereno ¿no?. Me ha gustado, sí señor.
Deberíamos fijarnos más en el espejo. También en sentido figurado. Porque en muchas veces no nos conocemos ni nos reconocemos.
ResponderEliminarSalud y República
La dignidad de la vejez en el azogue del espejo. Rompes con lo esperado: el espejo como maldición de la juventud.
ResponderEliminarQue bonito escrito Gemma,las canas, lo antiguo, es dificil de asimilar a veces y quien no reconoce la edad que tiene a veces llega a hacer el ridículo más espantoso.
ResponderEliminarEs una gran pena pero a veces cuando nos miramos a espejo, como dice Rafa, no nos conocemos.
petonets.
El espejo muestra más de lo que entrega, más allá de la imagen. El significado de esa imagen es el que se ve reflejado.
ResponderEliminarLos espejos muestran nuestra imagen invertida y en medio de la imagen y nosotros frente a ella, siempre he creido que se encuentra el reflejo de la vida del que se mira.
Como siempre, Gemma, un bello relato.
Freia, en efecto. Esta vez la mujer fue capaz de reconocerse en esa imagen supuestamente cruel que le devolvía el espejo; sin duda hubo al final un reconocimiento sereno, conciliador con su madurez, tan cargada de pasado.
ResponderEliminarRafa, ¿por qué será que, pese a los años, todavía conserva el espejo el poder de mostrarnos gestos desconocidos, extraños incluso?
Antonio, romper con el reflejo aparente para ver más allá, y poder rescatar el pasado contenido en cada uno de nuestros rostros...
Maria Eugènia, cuánta razón. ¿Qué es lo que lleva a cierta gente a repudiar su reflejo? ¿Sólo el poso de los años?
Magda, yo también lo creo: "el reflejo de la vida"; a lo mejor es eso lo que puede, en ocasiones, llegar a asustarnos...
Abrazos y más abrazos
Qué difícil, la aceptación de uno mismo en la comprensión de su propio deterioro. Todo el mundo parece últimamente empeñado en querer seguir siendo eternamente joven, el mito de Peter Pan pasado por el busturí posmoderno. Más les valdría a algunos hacerse un lifting cerebral.
ResponderEliminarQuizá porque estoy más cerca, puedo confirmar la veracidad de lo que le pasa al personaje.
ResponderEliminarDe verdad: no es tan difícil aceptarse. Hay una época en la que se teme el ir envejeciendo porque se renuncia a muchas cosas. No es así: simplemente hay cosas que te van dejando de apetecer. O te patecen, pero un ratito. Lo bueno es saber cuándo no quieres seguir con eso. Por poner un ejemplo, hasta hacer relativamente muy poco (¿4 ó 5 años?), quemaba la noche, mientras que ahora me encanta retirarme a las 10, las 11 o las 12. No lo tomo como una derrota, sino como un placer.
Solo hay algo que merece la pena hacer un esfuerzo: estar en el mundo, con todo tipo de gente y de todas las edades. Aunque canse un poco.
A lo mejor, en una fase avanzada uno se retira hacia su interior. Ya os contaré.
Me parece muy acertado el relato, Gema: esa conciencia sobrevenida desde el espejo.
Me encanta el relatillo último, y me trae a la cabeza un trozo de un poema de W. B.Yeats ( creo que era el , simpre le confundo con Keats),...titulado "cuando seas vieja"..., te lo pongo por que me gustó muchísimo y quizás a tí también te guste, y está en un inglés sencillito, supongo que por eso nos lo hicieron aprender de memoria en la escuela:
ResponderEliminarWhen you are old, and grey, and full of sleep
And nodding by the fire, take down this book
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and on their shadows deep
How many love your moments of glad grace
and love your beauty with a love false or true
but one man loved the pilgrim soul in you
and love the sorrow of your changing face
And bending down beside the glowing bars
Murmur, a little sadly, how love fled
And paced upon the mountains overhead
And hid its face, amid a crown of stars
traduzco:
Cuando seas vieja y gris y soñolienta
y dormitando junto al fuego, cojas este libro
y lo leas lentamente y sueñes con la suave apariencia
que tus ojos una vez tuvieron y con sus profundas sombras
Cuánto amarás tus momentos de feliz (?) gracia
y amarás tu belleza con amor falso o verdadero
pero un hombre ama a tu alma peregrina
y ama las penas de tu faz cambiante
y meciendote junto a las barras candentes ( esto debe referirse a los hierros de la chimenea, supongo...)
murmurarás, un poco tristemente como el amor voló
y campó por las lejanas montañas
y escondió su cara entre una corona de estrellas.
Debe hacer siglos que no recito poemas a nadie...espero que me perdones el atrevimiento, Mega.
Un abrazo
Manuel, jajaja. ¿Un lifting cerebral, dices? Pues sí. Yo creo que, en buena medida, ese afán compulsivo por operarse esconde no sólo el deseo de ser otro más joven, sino también alguien menos responsable, más inmaduro... ¿Peterpanismo o simple pánico al deterioro físico (¿o ambas cosas?) Vete a saber. Un beso
ResponderEliminarNán querido, eso espero, que nos cuentes (sobre todo, considerando que queda mucho todavía para ese retiro que vislumbras)... A mí me parece que es el propio mundo el que va reduciéndose, encogiéndose (pienso en el caso de mi abuelo, a punto de cumplir los 92). Y claro, eso ocurre porque ese supuesto mundo va perdiendo su interés, su poder de seducción, desnaturalizándose... Un abrazo
Fritus, de seguir así, vas a convertirte en el comentarista libresco por antonomasia, con tanto trajín de poetas ilustres, jaja. Una vez más, estupendo poema. Y encantada de que insufles literatura en esta página. Una abraçada.
Mega...me gusta mucho como utilizas el espejo como elemento constructor (y deconstructor) en muchos de tus relatos. De pequeña (ups...contaré un secreto)en la casa de mi abuela solía imaginar que atravesaba los espejos y que al otro lado había una realidad paralela y diferente en la que pasaban cosas maravillosas (otra misma abuela, otros mismos padres, otra misma chimenea...igual pero distinto)
ResponderEliminarAsí que me encantan los espejos...aunque a veces no muestren una realidad paralela y maravillosa sino tan real que nos entre miedo...
yo que soy generación Peter Pan a tope me apunto al lifting cerebral que sugiere Manuel...a ver si se me pasa tanta tontería y tanto miedo al paso del tiempo...
un beso!!
Ya decía yo que tú tenías mucho de María en el País de las Maravillas a rayas, jaja.
ResponderEliminarOtro beso para ti