viernes, 30 de mayo de 2008

Epitafio oscuro

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Aquella lápida sombría portaba la siguiente inscripción:
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"Durante toda mi vida quise despistarlo en vano, tan audaz era el maldito. Al final hallé este único remedio, sin duda luminoso."
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8 comentarios:

  1. Pues sí que es oscuro, no querría que lo entendiera su audaz enemigo.

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  2. ¿Oscuro? Enigmático ¿no?
    O no tanto...
    Besos

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  3. Epitafio oscuro y mucho. No sabemos si lo puso para despistar o realmente estaba enterrada allí.

    petonets.

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  4. Sí que lo tuvo claro, sí; sin la menor sombra de duda.

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  5. ¿Enigmamicros? ¿Juegos de ingenio funerario? Tenemos a una posile mujer (así lo entiende m.eugènia) y un ser de género masculino (¿hombre?, no necesariamente) al que no ha sido posible despistar en vida. Sólo en la muerte halla nuestra protagonista una fórmula luminosa. Pero "luminosa" aquí es sinónimo de "excelente", "formidable". Es un epitafio oracular. Fíjate que hasta he pensado en el sol (sólo se escapa de él con las tinieblas de la muerte). En fin, no me hagas mucho caso: naderías de tarde sabatina.

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  6. Soboro, de eso mismo se trataba, jeje. De despistarlo.

    Brujarroja, exacto. Cabría preguntarse si es el propio enemigo quien considera que se trata de un "epitafio oscuro"...

    Maria Eugènia, ¡bingo! (molt rebé) ;-P

    Freia, tú siempre tan perspicaz. Has sabido plantearte la pregunta oportuna: "¿quién de los dos era el más audaz?" Porque, en ese duelo de ingenios, tal vez ganara el muerto, pero es evidente que para ello tuvo que perder la vida(o aparentar que la perdía, como bien insinúa Maria Eugènia)...

    Un megaabrazo a todas

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  7. Antonio, nos hemos cruzado...
    Pues sí. Un poco más en la línea de lo que escribís tú, Orlando y Víctor. Micros sugerentes, enigmáticos y misteriosos.
    Los he llamado "micramicros" para indicar esa brevedad extrema y redundante. A ver qué tal...
    ;-)

    Un megaabrazo para ti también

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"