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No le basta, para empezar, que el semáforo esté en verde. Debería poder cruzar la calle pero no encuentra el modo. Que el viento sople tan a favor podría desorientarla. Por otro lado, también es cierto que apenas nadie notaría el cambio a estas horas desacostumbradas de la noche, cuando las gentes yacen en sus casas, felices por lo general, inconscientes al cabo en el calor de sus refugios. Aun cuando sepa que basta un leve movimiento, no consigue dar ese primer paso heroico, capaz de conducirla a un segundo, responsable de un tercero, que termine por depositarla con cuidado al otro lado. Hoy tampoco puede.
Tras ajustarse los guantes y recomponerse la falda, gira sobre sus talones y se dirige a casa, el paso decidido, dispuesta a refugiarse en el sofocante abrigo que da la inconsciencia. Tal vez mañana amanezca un nuevo día.
¡Ostis, tú!
ResponderEliminarQué manera de describir un porqué de la infelicidad (es en lo único en lo que me opongo al micro), y tampoco son tantos los porqués, de los que se han quedado encerrados en las casas.
Quizá un micro consista en el cruce de dos o tres pinceladas. (Quizá este comentario habría ido mejor para "Poética).
"El que no se arriesga no pasa la mar". La sabiduría secular te da fuerzas. O debería.
ResponderEliminarUn saludo
Mi lectura del relato no se si sea acertada, pero me lleva a interpretar que el narrador cuenta sobre alguien que teme dar un paso adelante porque no puede creer que todo ande tan bien. A la personaje le sucede como sucede en la vida real: a veces no se cree que camine sobre ruedas y se prefiere ir con cautela. Da miedo aceptar que las cosas son diferentes y llegan cuando una menos se lo imagina.
ResponderEliminarSaludos
Magda
Nán sí: "en el cruce [y desarrollo narrativo] de dos o tres pinceladas [existenciales]".
ResponderEliminarAnimal, sin duda. Hay que saber hacer de tripas corazón, sacar fuerzas de flaqueza, y todo lo que la sabiduría popular nos permita. ;-)
Magda, hola de nuevo. En efecto. Debido a que la vida suele tener la mala costumbre de mostrarse siempre excesivamente cambiante, en el sentido de inestable, cuando de pronto descubrimos que el viento sopla a favor, lo cierto es que no acabamos de creérnoslo del todo.
Para mí el texto es la expresión de nuestra propia indolencia y nuestro miedo ante lo bueno o lo malo, lo mismo da. La descripción de las excusas con que a diario nos autoengañamos para no arriesgar, aunque merezca la pena, para no cambiar, para seguir en lo mismo.
ResponderEliminarDas en el clavo, Freia. Justamente se trataba de transmitir esa idea.
ResponderEliminar"La parálisis nos mueve". Aunque parezca contradictorio, a veces puede llegar a ser así.
Un abrazo.
¿Y sabes lo que pasa cuando ya has cruzado? Que no entiendes porqué te costó tanto dar el primer paso.
ResponderEliminarPetons.
Scout, suele ocurrir...
ResponderEliminarPetons de tornada.