viernes, 27 de mayo de 2016

miércoles, 25 de mayo de 2016

martes, 24 de mayo de 2016

lunes, 23 de mayo de 2016

Trescientos treinta y seis

.
rutinas. Repeticiones útiles, aunque no lo vean así ni por asomo quienes se entregan a su mandato.
.
.

jueves, 19 de mayo de 2016

Trescientos treinta y cuatro

.
A partir de cierta experiencia, el tiempo transcurre tan deprisa para nosotros como lento parece discurrir para los demás, mientras concurre en una serie de precipitaciones y atropellos, al recurrir a todas las distracciones y entretenimientos de que es capaz para engañarnos tantas veces como sean necesarias.
.
.

Renu(e)ncias

.
No soy muy consciente de haber viajado con el hámster de mi infancia metido en el bolso, pero cuando mi hermano me señala con alarma una mancha de humedad perfectamente distinguible, una ráfaga de agobio me empuja a abrirlo para rescatar de sus profundidades a mi olvidada mascota. En el interior de una bolsa de plástico, una cobaya diminuta da bocanadas desesperadas para tomar el aire que no tiene. Trato de recuperarla, aunque no consigo reprimir un profundo asco mientras la sujeto con la mano trémula; luego de reprocharme mi mala cabeza de siempre, esa acuciante desmemoria que no remite jamás. Parece que aún vive. Me alegro e impaciento por igual. ¿Qué demonios voy a hacer con un bicho de pelo ralo y reproche infinito? ¿Cómo ha logrado colarse desde tan lejos en mi bolso? Y, sobre todo, ¿para quéTras proseguir nuestro viaje por lo desconocido, le digo a mi hermano que lo mejor sería deshacerse de él. Que no se merece el pobre tanto sufrimiento inútil. Poco antes, le había comprado un saco de lona con hechuras de mochila para que pudiera respirar a sus anchas a través de la tela, con bolsillos interiores y correas firmes que lo sujetaran en medio de tanto vaivén. No me lo pienso y lo envuelvo a conciencia en la bolsa que ha pasado a ceñirlo con la firmeza justa. Ojalá se ahogue, nos ahoguemos todos, de una maldita vez. 
.
.


miércoles, 18 de mayo de 2016

Trescientos treinta y tres

.
Las verdades más hondas son captadas en el mismo instante en que se manifiestan. De hecho, su hondura depende de la urgencia requerida en emerger, de esa extraña precipitación.
.
.

martes, 17 de mayo de 2016

Trescientos treinta y dos

.
Los sueños nos cobran su sentido.
.
.
.
.
* Esta foto es de Mireia Pellicer Bertrand.
.

lunes, 16 de mayo de 2016

Trescientos treinta y uno

.
Las ensoñaciones recurrentes expresan 
empecinamientos insalvables de todo orden. 
.
.

*La foto es de Mireia Pellicer Bertrand.
.

sábado, 14 de mayo de 2016

Trescientos treinta

.
El grado de susceptibilidad en cualquier reacción 
lo da siempre la inteligencia herida.
.
.

jueves, 12 de mayo de 2016

Trescientos veintinueve

.

Ignoro en qué circunstancias menesterosas el azar o el mismo aburrimiento se inclinan por mejorarnos o justo por lo contrario.
.
.

domingo, 8 de mayo de 2016

miércoles, 27 de abril de 2016

Trescientos ventiséis

.
.
Lo terrible de un ignorante furioso no es su ignorancia, sino su absoluta predisposición a despreciar a quienes algo saben. Ante la evidencia de su renuncia, se sienten ofendidos en lo más profundo.
.
.

lunes, 25 de abril de 2016

viernes, 22 de abril de 2016

Trescientos veinticuatro

.
.
Bienaventurados los que se aventuran, 
pues serán relegados de los cielos terrenales.
.
.

lunes, 18 de abril de 2016

Trescientos veintitrés

.
La desconcentración nos fragmenta. A la inversa, 
la capacidad de concentración nos desfragmenta.
.
.
.

domingo, 17 de abril de 2016

Pompas de jabón

.
Había una vez tres gatos negros de cuerpos y andares desiguales. El primero era oscuro como el tizón, con ojos intensos de brasa y aspecto saludable. El segundo, por el contrario, maullaba raquítico por las esquinas con el pelo erizado, tenso el espinazo, dispuesto a implorarle a la luna cualquier despropósito con absoluta desfachatez. El tercero, de trapo lustroso, parecía un pelele surcando los cielos cada vez que los otros dos le mostraban las uñas, como si tuviera un resorte en su interior o pegara brincos por puro gusto. Esos tres gatos displicentes se colaron en mi cuarto una mañana de insomnio, sin que yo alcance a averiguar el motivo. Desde entonces, viven encerrados en esta pompa de jabón que son siempre los sueños rotos.
.

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"