. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
EL trescientos veintinueve siempre ha sido azaroso, tal vez sea por eso, porque gratis es.
ResponderEliminarAbrazo aforístico sin dístico.