miércoles, 12 de julio de 2017

Cuatrocientos noventa y dos

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Las palabras distorsionan, al referirlas, las mismas cosas que nombran: el corazón de los amigos, la vergonzosa luz perdida, la aritmética del sonido.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"