Doscientos veintitrés
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bocacharco. Dícese de las personas que hablan sin pensar que lo que dicen no lo piensan.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Y los que pensamos que nos apetece hablar sin pensar, simplemente por el juego de la conversación, ¿a qué subvariedad del bocacharquismo pertenecemos?
ResponderEliminarEn tu caso, al de los amigos, seguro.
ResponderEliminarBesos