. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
¡Madre mía! Qué exacto y preciso. Siempre que puedo practico ese silencio consciente.
ResponderEliminarUn beso, Nano. Te debo no sé cuántas visitas, pero he andado algo alejada de blogs y amigos. Ya me disculparás.
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