Noventa y siete
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Ciertos espíritus sobrevuelan el vértigo de la rutina con la elegancia de los ángeles caídos y la combustión de las salamandras.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Comentario II
ResponderEliminarLas salamandras son un vértigo de combustión.
Los espíritus finos lo ignoran.
Abrazo sin rutina.
Siempre imaginé a los ángeles caídos como viejos mendicantes, vos les has devuelto la gracia.
ResponderEliminarSergio, menudo comentario malabar...
ResponderEliminary Patricia, me gusta esa imagen tuya.
Abrazos para ambos